En enero del 2015, la Secretaría Nacional del Agua contrató a la Universidad de Cuenca para la elaboración de un estudio para conocer las condiciones técnicas del afluente. Foto referencial: Lilia Arias/ EL COMERCIO
La actividad minera en el río Paute, en el cantón azuayo del mismo nombre, está suspendida. La medida la adoptó el Comité de Cogestión de La Josefina tras conocer de una grave afectación al lecho del río por la sobre extracción de áridos.
En enero del 2015, la Secretaría Nacional del Agua contrató a la Universidad de Cuenca para la elaboración de un estudio para conocer las condiciones técnicas del afluente. La batimetría que mide la profundidad del río determinó que hay un socavamiento en la zona tres de La Josefina, que va desde el puente Europa y la quebrada de Pirincay.
Hay sitios identificados con profundidades mayores a ocho metros, cuando lo tolerable para este río es hasta tres. Esta situación hace que todo el tiempo -y más cuando hay crecientes por lluvias- el agua tenga más velocidad y ponga en el peligro obras como los umbrales construidos después del desastre de La Josefina que ocurrió en 1993.
Los umbrales son escalones armados con rocas, construidos a lo ancho del río para que el líquido pase de un nivel alto hacia otro más bajo y evitar la erosión regresiva, socavamiento de las orillas y desestatización de los puentes. Estas obras fueron parte del Plan Maestro Hidráulico para estabilizar el cauce.
Según el gobernador de Azuay y presidente del Comité de Cogestión, Leonardo Berrezueta, la situación es grave y por eso acogieron del informe la recomendación de suspender las actividades extractivas. En esta zona hay 10 concesiones, pero solo dos empresas estaban laborando y tras las notificaciones respectivas retiraron la maquinaria del sitio.
Berrezueta desconoce la cantidad de arena, piedra y grava que se extraía a diario de esta zona. Pero precisó que por el número de empresas que estaban operando esta suspensión no generará mayor impacto en la provisión de áridos para la provincia.
Para la última semana de julio del 2015 está prevista una reunión de las autoridades de la Subsecretaría de Minas con los concesionarios, para revisar otras posibles áreas de aprovechamiento de materiales, que no sea precisamente el río.
Los miembros del Comité de Cogestión de La Josefina también se reunirán para acordar la elaboración de nuevos estudios técnicos en la zona. El río Paute fue uno de los recursos naturales más afectados durante la tragedia de 1993. En aquella ocasión 30 millones de metros cúbicos de tierra del cerro Tamuga se desprendieron y taponaron el río Paute, en el sector de La Josefina.
Los estudios geológicos de expertos nacionales y extranjeros determinaron que el cerro Tamuga estaba debilitado por la antitécnica explotación de áridos y humedad del invierno fue el desencadenante. Hubo muertes, casas arrasadas, damnificados y el valle productivo se convirtió en un embalse de seis kilómetros que crecía conforme llegaban las aguas de los ríos Burgay y Cuenca, que alimentan al Paute.