Al ingresar a la web del sistema Trolebús, en la parte titulada Historia de la empresa se hace una breve referencia al tránsito en Quito. Una foto en blanco y negro de una interminable cola de buses en la av. 10 de Agosto, en el tramo de El Ejido, grafica el caos.
Luego hay una cronología que empieza en 1990, refiriéndose al plan maestro de transporte y al proyecto trolebús, y termina en el 2006, con la administración de los corredores viales. Son cerca de 20 años que, de una u otra, manera marcaron una forma de ver el transporte en Quito y que tuvo como punto de partida la alcaldía de Rodrigo Paz.
Mucha agua ha pasado bajo el puente o mejor dicho varios alcaldes y responsables de transporte han pasado por el Municipio en este tiempo. Son 15 años de una visión de transporte que, en su momento y con el Trolebús por delante, fue un referente en la región. Curitiba (Brasil) hizo lo suyo con los sistemas integrados de transporte, cuya versión local está en los corredores que operan en el oeste, este y centro de la ciudad.
Desde la administración anterior, el Metro se presenta como una alternativa que marcará un cambio en el transporte de la ciudad. Así se lo promocionó. Y en ese sentido se ha pronunciado la actual administración. Ahora toca ver, cual es el mago, o mejor dicho, quién tiene la varita mágica para conseguir, por lo menos, USD 500 millones, para sumar un total de 2 000 millones y que el proyecto empiece. Del costo final, del pago de los créditos y de la tarifa final, el tiempo lo dirá.
Pero esta megaobra marca una necesidad para quienes están al frente de la Municipalidad: definir un nuevo plan de transporte que abarque, por lo menos, los 30 próximos años de la ciudad y el Distrito. Ahí están soluciones de movilidad, pero también de gestión, incentivos, administración y descentralización.
Que el Metro sea el “pretexto” para marcar un nuevo punto de partida en la gestión del transporte. Lo que está claro es que tener carro ya no es una solución para ir por la urbe.