Han pasado siete meses desde el aciago 30S. Un tribunal puso en libertad al Mayor Fidel Araujo, tras seis meses de detención.
Ninguna de las truculentas acusaciones que le hicieron, fueron probadas. Junto con el Coronel César Carrión, fue acusado de instigar el “golpe de Estado” y “magnicidio”.
Carrión continúa detenido porque el fiscal se fue de vacaciones y tuvo que postergarse la audiencia de juzgamiento hasta el 9 de mayo.
Evidentemente no se quería que se lo ponga en libertad antes de que se realice la “consulta”, porque se derrumbaba el vergonzoso tinglado levantado para arrastrar a los Presidentes de América del Sur a que respalden a Correa.
La esposa del Coronel Carrión está con sus hijas en huelga de hambre. Al poder no le importa la tortura de esta familia.
Es oportuno recordar la causa aparente de la prisión de Carrión: habían transcurrido tres semanas desde el 30 S. cuando fue detenido por haber manifestado al canal de televisión CNN que el Presidente Correa no estuvo secuestrado en el hospital de la Policía Nacional, y que allí se le proporcionó la asistencia médica requerida, recibió visitas y conversó por teléfono sin ninguna restricción.
Esta declaración enfureció al Presidente que se expresó con términos increíbles: “No sé el nombre de este tipejo, pero que sepa con quien se está metiendo: soy el Presidente de la República ¡Pedazo de majadero! (‘) Tu eres mi subalterno y no puedes estar tratando de hacer quedar como mentiroso a quien es tu jefe”.
El Coronel Carrión se ha reafirmado en lo que dijo a CNN.
Hay personas que manifiestan que el Presidente Correa estaba por salir del hospital a la una de la tarde, más o menos, pero que recibió una llamada telefónica y se quedó.
En la prensa se ha publicado que para el efecto ya estuvo una guardia policial lista para hacerle honores a su salida. También se ha publicado que la acción militar para sacarlo del hospital estaba planificada para las dos y media de la mañana, en espera de que lleguen vehículos blindados de Riobamba e Ibarra, pero que se le ordenó al mando militar que adelante la operación, con las consecuencias que conocemos: dos muertos del Ejército, siete oficiales y treinta y cinco de tropa heridos (algunos quedarán con diferentes grados de invalidez) y dos policías muertos, uno en el sector del hospital y otro fuera de ese lugar.
No cabe duda que la pericia de los miembros del Grupo Especial de Operaciones -GEO- de Ejército, unidad militar premiada en concursos internacionales, y la cooperación de los policías que estaban en el hospital, evitaron un desastre.
Correa salió directamente a una manifestación en el palacio de gobierno.