El kiteboarding es un deporte para todas las edades. En la playa Santa Marianita, a 20 minutos de Manta, también se lo practica. Foto: Patricio Ramos/El Comercio
En un enclave marino ubicado en el suroeste de Manta, los vientos que soplan en dirección al noroeste se han convertido en los aliados para la práctica del kiteboarding. Se trata de un deporte náutico que se realiza desde hace ocho años en las playas de Santa Marianita, en la Costa ecuatoriana.
El deportista o aficionado a esta actividad debe utilizar un arnés atado a su cintura, del que se desprenden cuerdas de nylon que se unen a un parapente.
Quienes gustan de este deportes tienen la oportunidad de aprenderlo en Santa Marianita, que está ubicada solo a 20 minutos de Manta. Ahí existen tres escuelas de kiteboarding. Una de ellas es la de David Hidalgo. Este es un deporte para adolescentes, jóvenes, adultos y hasta adultos mayores, asegura el experto.
Un curso que dura ocho horas cuesta USD 350. Después de ese tiempo el estudiante está listo para volar sobre el mar, cuenta Pedro Castaño uno de los instructores del kiteboarding. “Lo primero que se les enseña es a dominar la cometa, eso se hace en la playa antes de ingresar al mar”.
Con la ayuda de una tabla similar a la del surf los intrépidos practicantes surcan las olas con la ayuda del viento. Por ello, el clima de este sitio es considerado un escenario ideal para volar sobre el mar. Así lo asegura el estadounidense Dayle Beaty, biólogo nuclear radicado en Quito.
“Uno vuela literalmente sobre las olas, es una sensación única y muy relajante. Estoy aprendiendo”, dijo Beaty. Él sigue un curso rápido para aprender este deporte. Agrega que cuando complete el curso sus visitas a Santa Marianita serán más seguidas. El pasado 7 de junio, Dyle apenas pudo alzar su parapente porque el viento de la mañana sopló con baja intensidad.
Fabio Maraes, un brasileño residente en Guayaquil también aprendió a surcar las olas en Santa Marianita. “En mi país es muy popular este deporte, pero los cursos son muy caros. Aquí te ponen el equipo, chaleco salvavidas, arnés, la cometa, el instructor y hasta un cebiche”.
Según Maraes, ya dominó la cometa en solo dos días. Pero el resto de horas fueron cruciales, con el profesor de cerca. “Después los instructores nos acompañan al mar, siempre están pendientes de uno”.
Los más intrépidos una vez que han dominado las técnicas de saltos y navegación se dirigen rumbo a Manta o hasta a Crucita, donde los vientos también permiten este práctica. Ahí, los deportistas llegan desde Quito, Guayaquil, Cuenca, Portoviejo, Manta, Santo Domingo de los Tsáchilas y otras ciudades. También hay extranjeros que arriban sobre todo entre octubre y enero. Muchos de ellos rentan casas y departamentos en Santa Marianita.
El equipo para el kiteboarding:
– Un arnés que va atado a la cintura
– Un chaleco salvavidas, por seguridad
– Una tabla similar a la de surf
– Un parapente o cometa que es el que impulsa con el viento al deportista