Tal vez por desinformación, miedo o simple comodidad, la aprobación de la Ley de Justicia Laboral, que entre otros temas quita al Estado la responsabilidad de entregar al IESS el 40% del pago de las pensiones jubilares, pasó inadvertida para los jóvenes ecuatorianos. Se perdió otro espacio para el debate público y la movilización ciudadana, necesarios y legítimos en una sociedad democrática.
Así las cosas, el Gobierno pudiera afirmar que si los jóvenes del país no han salido a las calles a reclamar por los cambios en el IESS, es porque confían en las decisiones de la revolución ciudadana. Seguramente, no escatimarán en cuñas publicitarias para posicionar este argumento.
Sin embargo, en las esferas privadas de esta sociedad sí se manifiesta cierta preocupación por el futuro del IESS. La tienen los ecuatorianos que en 20 años habrán puesto fin a su faceta laboral yquerrán recibir una pensión digna. O enlos más jóvenes que cifraron su patrimonio -o piensan hacerlo- en la hipoteca de un inmueble con el Biess.
A ellos, más que a los actuales jubilados, debe inquietarles la decisión de un Gobierno agobiado por la falta de recursos fiscales. Pero su voz no se ha escuchado. Más allá de la cómoda tarea de ‘viralizar’ comentarios por las redes o reírse por un ‘meme’ alusivo a esta coyuntura, los jóvenes ecuatorianos dieron la espalda a este capítulo.
Las partidos, asimismo, demostraron su miopía, al no evidenciar un real interés por abordar, en serio, esta discusión. Y así quieren ganar elecciones en el 2017… Los sindicatos constataron su casi total desconexión con el Ecuador de hoy y los empresarios y sus dirigentes quizás argumenten que el debate político no es parte de su rol fundamental.
Qué decir de las universidades y sus líderes estudiantiles. Con seguridad, fascinados por el ‘boom’ tecnológico y la ilusión del emprendimiento, no vieron cómo pasó esta ley que marcará el futuro de la nación. Cuando se den cuenta, a lo mejor, ya no habrá mayor cosa por hacer.