En la jornada también se conmemoraron los 11 años del asesinato de Soledad Rodríguez, directora de la Penitenciaría del Litoral y defensora de los derechos humanos, un caso similar al de Gavis Moreno. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Música y danzas folclóricas amenizaron la mañana de este viernes, 27 de abril del 2018, una jornada por la paz, contra la violencia y por la soberanía. El evento fue convocado por organizaciones sociales y de Derechos Humanos de la provincia del Guayas, que se tomó la emblemática plaza San Francisco, en el centro de Guayaquil.
Allí se conmemoró la declaratoria del 27 de abril como Día Nacional contra el Sicariato y el Crimen Organizado. También se recordó a las siete víctimas mortales (el equipo periodístico de EL COMERCIO y los militares) y la pareja secuestrada como causa de la extensión del conflicto colombiano a la frontera norte del Ecuador.
Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité de Derechos Humanos, calificó como “cosa tardía” la renuncia que presentaron este viernes los ministros del Interior y de Defensa que manejaron la crisis del secuestro del equipo de EL COMERCIO.
“Se notaron dudas, una ruta errada y falta de precisión que lo que hicieron fue generar incertidumbre, es una medida esperada pero tardía”, indicó Navarrete. “El crimen organizado sigue latente en la sociedad ecuatoriana, el narcotráfico sigue siendo un elemento pertubardor y cada vez hay más evidencias de que el Ecuador está en manos de los narcos”, sostuvo.
En la jornada también se conmemoraron los 11 años del asesinato de Soledad Rodríguez, directora de la Penitenciaría del Litoral y defensora de los derechos humanos, un caso similar al de Gavis Moreno, exdirectora de la cárcel de mujeres y activista por los derechos del pueblo afro, asesinada el 27 de marzo en Guayaquil.
Amanda Arboleda, hija de la exdirectora carcelaria, exaltó la imagen de su madre como la de una mujer que por 20 años apostó por la cultura, por la educación a distancia y por la defensa de los derechos humanos en un espacio tan violento como la antigua Penitenciaría del Litoral.
“Estamos luchando por una paz integral, por que haya paz en nuestras hogares y barrios, en las escuelas, rechazando la violencia contra los niños y contra las mujeres, contra los comunicadores sociales, que podamos transitar por el país entero sin miedo a ser violentados”, indicó Arboleda, de la Fundación Soledad Rodríguez.
Vicente Arboleda, hijo de la exdirectora de la Penitenciaría del Litoral, interpretó una canción de su autoría acompañado de guitarra y de la Orquesta Sinfónica Performática de la Casa de la Cultura del Guayas, que intervino también con otros temas.
El músico señaló que la canción tiene como propósito recordar una de los conceptos que siempre repetía la activista de derechos humanos: el acostumbrarnos a ver y tolerar la violencia contra cualquier persona nos deshumaniza.
En el evento también participó el ballet folclórico Ñawi, con bailes andinos y el grupo afroecuatoriano de marimba Al son de las raíces negras, del Guasmo Sur en Guayaquil.
En el plantón por la paz y por la vida se dio lectura a un manifiesto de 12 puntos en el que otras cosas se rechazó cualquier tipo de intervención militar extrajera en el país y cualquier intento de involucrar al Ecuador en una guerra regional “que solo beneficiará el negocio de las armas”, con desplazamientos forzados y crisis humanitaria.
También se determinó exigir respuestas sobre la lucha interna contra las mafias locales, además de exigir al estado colombiano se haga responsable de la seguridad en su frontera e involucrar a las Naciones Unidas para supervise su cumplimiento.
Música y baile en jornada por la paz
Música y baile durante jornada por la paz en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Música y baile durante jornada por la paz en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Música y baile durante jornada por la paz en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Música y baile durante jornada por la paz en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Música y baile durante jornada por la paz en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO