Redacción Cuenca
Jefferson Pérez se alejó oficialmente de las pistas el 15 de agosto de 2008. Ese día, en Pekín, ganó la medalla de plata en la prueba de los 20 kilómetros marcha de los Juegos Olímpicos. Allí cerró una época dorada en el deporte ecuatoriano.
“Solo soy una parte de esa gente esforzada, trabajadora y alegre que hay en Ecuador”.
Jefferson Pérez
Doble medallista olímpicoEn la última década, el atleta azuayo paseó su incuestionable talento por los escenarios del planeta. Desde agosto de 1999 hasta su retiro aportó al país con tres títulos y un subtítulo en Campeonatos Mundiales de Atletismo. Además de dos títulos y un subtítulo en Copas Mundo de Marcha.
El 22 de agosto de 2003, en París, Francia, se convirtió en el marchista más veloz del universo al cronometrar una hora, 17 minutos y 21 segundos (1:17:21) en los 20 km. Ese récord lo mantuvo por cinco años hasta que el ruso Sergey Morozov registró 1:16:43.
Pérez, en sus 20 años de carrera deportiva, fue el orgullo de Ecuador. Sumó 10 preseas mundiales. Aparte de la medalla olímpica de plata que logró en Pekín, tiene una de oro que logró en los Juegos Olímpicos de Atlanta, EE.UU. En las Olimpiadas de Australia (2000) y Grecia (2004) fue cuarto.
Los éxitos del andarín ecuatoriano se basaron en su fuerza mental y física, que le permitieron superar las adversidades. Buscó permanentemente la excelencia y para ello se entrenó más allá de sus propios límites. Incluso puso en riesgo su propia vida en cada una de sus participaciones.
Pérez nació el 1 de julio de 1974 en el tradicional barrio de El Vecino. Se crió en un entorno lleno de limitaciones económicas. Dentro de la caminata se formó con el estratega azuayo Luis Chocho y luego perfeccionó su técnica con el adiestrador colombiano Enrique Peña, quien lo impulsó al oro olímpico en 1996.
A la par con el deporte, Pérez se formó en las aulas universitarias y ahora es un profesional en Administración de Empresas. En la actualidad dirige una Fundación que lleva su nombre y la compañía JP Sport Marketing. Esta última maneja la imagen de una docena de deportistas Élite.
Los triunfos del mejor deportista ecuatoriano de la historia fueron y son una motivación para los seleccionados nacionales de las demás disciplinas. Desde los más pequeños tratan de emularlo y con ese sueño se entrenan sistemáticamente. La meta es subirse al podio olímpico o mundial.
Pérez siempre reclamó recursos económicos para el deporte ecuatoriano. Tras su retiro aclaró que sus triunfos no fueron resultado de una política deportiva o de un programa de los gobiernos de turno. Pidió a sus sucesores dejar el conformismo y luchar por nuevos desafíos, al margen de cuál sea el deporte.
Sus competiciones fueron sinónimos de victorias y festejos. Al siguiente día de sus participaciones, el andarín cuencano copaba las portadas de los principales diarios del mundo. Su retiro de las pistas dejó un vacío difícil de cubrir a escala olímpica y mundial.