El martes, el Issfa informó que los quirografarios e hipotecarios están suspendidos. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Una reforma integral. Esa es la propuesta oficial que el seguro militar plantea para robustecer las finanzas de la institución. Los cambios constan en un documento interno suscrito en octubre del 2015.
El texto fue elaborado luego de que la Contraloría analizara el estado económico del Issfa, entre enero del 2009 y agosto del 2014. En el informe, el organismo de control recomendó modificar la Ley del Issfa, vigente desde julio de 1992, para garantizar la sostenibilidad financiera a corto y largo plazo.
Y pidió a la institución que coordine con el Ejecutivo y el Legislativo la aprobación de esos cambios. Pero el paquete de reformas elaborado por el seguro militar está suspenso y falta difundir al personal.
Las organizaciones de soldados en servicio pasivo temen “problemas de iliquidez”, o una “crisis”, luego del descuento de los USD 41 millones y la deuda de USD 361 millones que el Gobierno mantiene con el instituto.Esto lo corrobora el coronel (r) Bolívar Silva, vocal del Consejo Directivo del Issfa.
El oficial retirado recuerda que en el momento están suspendidos los créditos hipotecarios, quirografarios y hay retrasos en el pago de la cesantía.
De hecho, en la última semana, soldados retirados marcharon en Quito y Guayaquil para “defender el patrimonio”.
Incluso, el jueves pasado, el director del seguro militar solicitó al Ministro de Finanzas “se digne disponer (…) la transferencia de recursos con la finalidad de cubrir prestaciones relacionadas con indemnizaciones, mortuorias, cesantías, reembolsos de medicina de pacientes crónicos, pagos a unidades médicas, de fondos de reserva, créditos de vivienda y consumo de emergencia”.
Pero, ¿cuáles son los cambios propuestos en octubre del 2015 por el ente militar?
En una de las páginas del documento se propone reestructurar los aportes que los soldados dan al Issfa. En el momento, ellos transfieren el 23% de su sueldo y la propuesta es que ese porcentaje suba al 26. Es decir, el aporte mensual sería más alto, mientras que la contribución del Estado se mantendría igual.
Dentro de esto también se plantea reducir del 12,50% al 10,60% el monto que recibe el Issfa para financiar el fondo de cesantía (cuando el soldado se retira del servicio activo).
Según el proyecto, esa modificación no afectaría la “sostenibilidad del fondo”.
El 1,9% de diferencia se transferiría al fondo de pensiones, invalidez y muerte, que es el que actualmente presenta “problemas deficitarios”, según se revela en el documento.
Además, para garantizar el seguro de cesantías, el Consejo Directivo de la institución plantea que los uniformados se retiren cuando cumplan 30 años de trabajo y no 20 como sucede actualmente. Ahora, los militares se jubilan a los 45 años de edad, en promedio.
De aprobarse el cambio, los soldados aportarían una década más al seguro y eso reduciría los riesgos económicos.
En el documento del 2015 se dice que el cambio obedece a que “el número de pensionistas aumenta en forma constante” y que “cada año hay más beneficiarios del sistema (de pensiones), pero con el mismo número de aportantes activos”. Según la legislación vigente, para financiar al instituto militar, el Estado entrega un subsidio mensual que equivale al 60%. El otro 40% lo contribuyen los soldados activos de su sueldo y el Ministerio de Defensa, como empleador.
De hecho, el exministro de Defensa, Fernando Cordero, sostuvo en febrero que los pensionistas hoy ganan más que los activos, pues ya no aportan al Issfa y no tienen descuentos en el rol de pagos.
Datos oficiales refieren que el Issfa cubre a 229 042 personas. De esa cifra, apenas 41 403 son afiliados activos. Es decir, ellos cubren con sus aportes mensuales al resto de dependientes del seguro.
De allí que el Gobierno dijo que el seguro militar “no es parte de FF.AA.”, sino “del sistema de seguridad social”.
Informe
El seguro militar propone reestructurar los aportes y aumentar a 30 los años de servicio