El foro organizado la semana pasada por la Asociación de Industriales Latinoamericanos, a la que asistieron miembros de 16 países, fue estupendo. En él se estableció que es vital la participación de la empresa privada para el desarrollo de nuestros países, con lo que estoy plenamente de acuerdo.
Razón tuvo el ex presidente Óscar Arias, al manifestar que es por nuestra propia culpa (de los latinoamericanos) que nos hemos quedado rezagados; que no cabe que le echemos la culpa de ello al imperialismo ni a los organismos financieros internacionales; que los culpables son nuestros gobiernos, que no han sido emprendedores. Él enfatizó en la necesidad de que mejoremos nuestra educación, la cual en mi opinión, es la base para salir del subdesarrollo.
Henry Kronfle, presidente de esa asociación, sostuvo que para que las naciones subdesarrolladas logren alcanzar a los países desarrollados, es necesario que seamos innovadores, que mejoremos nuestra mano de obra; que exista unión entre el sector público y el privado para lograr la generación del desarrollo sostenible en el largo plazo; que debemos enfrentar la realidad y actuar conforme a ella; que tenemos que ser más competitivos; y que no es posible aislar a nuestros pueblos. Recordó lo tormentoso que es en nuestros países establecer una nueva empresa, mientras que en Nueva Zelanda, Australia, Singapur y Estados Unidos, eso toma de uno a seis a días.
Lorenzo Mendoza, premiado como el mejor industrial latinoamericano, presidente ejecutivo de empresas Polar, la cual tiene 35 000 empleados y es la más importante de Venezuela, joven brillante, graduado en MIT, con una sencillez y asombrosa facilidad de palabra, que motivó que los asistentes lo ovacionáramos de pie luego de su intervención, entre otras cosas manifestó que los empresarios no deben simplemente dedicarse a hacer dinero, que tienen que invertir en sus empleados y velar por su bienestar, así como por el de su comunidad; que deben trabajar mancomunadamente con el sector público, el cual no puede prescindir de la empresa privada que es la gran generadora de empleo; que la política no debe intervenir en los negocios; y que los Estados deben garantizarle a los empresarios la seguridad jurídica que éstos requieren para emprender su actividad comercial.
Él manifestó que empresas Polar destina parte de sus utilidades a una fundación que se dedica a la educación, salud y al desarrollo comunitario (como lo hace la empresaria Isabel Noboa en nuestro país).
Ojalá que ello sirva de ejemplo a la mayoría de nuestros empresarios para que hagan lo propio, localmente.
El Ecuador necesita varios empresarios, como ellos, que inviertan en nuestro país, que se comprometan con su gente y que contribuyan al bienestar del Ecuador.