La agudización de los problemas entre los gobiernos de Ecuador y Colombia no pasa solamente por los continuos roces a raíz del ataque colombiano a territorio ecuatoriano el 1 de marzo de 2008, sino también por las salvaguardias que el presidente Rafael Correa impuso a 1 346 productos del país vecino con aranceles del 5% al 86% por el plazo de un año.
La medida, que según el Mandatario tiene como propósito compensar el desequilibrio de la balanza comercial entre las dos naciones por las continuas devaluaciones monetarias del régimen de Álvaro Uribe, impacta en las poblaciones fronterizas de ambos territorios y deteriora los ingresos empresariales de los dos países.
Lo ideal sería que representantes de los dos gobiernos puedan sentarse a conversar para arreglar las diferencias, pero con las relaciones diplomáticas rotas a partir de ese gravísimo atentado a la soberanía nacional es obvio que resulta imposible intentar un acercamiento de los dos regímenes con el objetivo de, al menos, resolver el conflicto comercial, antes de que, como ha advertido el presidente Correa, Ecuador decida abandonar la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Con un panorama tan difícil, dirigentes empresariales y de las cámaras de Comercio de las dos naciones decidieron reunirse ayer en Quito para buscar propuestas conjuntas que permitan superar el problema. Según los organizadores, las ideas que salgan de la reunión se entregarán a los presidentes Correa y Uribe y al secretario de la CAN, Freddy Elhers. Se trata, sin duda, de una iniciativa que es necesario apoyar y que representa un ánimo conciliador que debería servir de ejemplo a quienes prefieren la beligerancia armada y verbal al diálogo.