El Plan Fuego se presentó a inicios de este mes, por parte de la nueva administración municipal. Su objetivo, como fue en la anterior gestión, es minimizar los daños causados por los incendios en el Distrito de Quito.
La mira está puesta, principalmente, en los incendios forestales. Al aproximarse la temporada seca (verano), la falta de lluvias deshidrata la cubierta vegetal, lo que incrementa la vulnerabilidad. Pese a que han pasado nueve meses del incendio que destruyó cerca de 21 hectáreas en la parte oriental del bosque en el parque Metropolitano Guangüiltagua, los árboles no recuperan toda su cubierta; igual ocurre con la vegetación que está a ras de suelo.
El plan contempla una acción coordinada entre las dependencias municipales y del Municipio con otras entidades estatales como la Policía Nacional. Su presupuesto bordea los USD 4 millones. Esta cifra fue la que se destinó en el año anterior.
Por lo ocurrido en los años 2012 y 2013, se evidencia que la acción institucional es importante; pero de poco servirá si no se aborda un aspecto importante como es el control de quienes ocasionan deliberadamente los incendios. Para que esto se cumpla, ampliar la educación de la población e incrementar la vigilancia son acciones indispensables que deben apuntalarse desde ya.
El Plan Fuego y la actual administración no deben dejar estos cabos sueltos. Aún hay tiempo. Ayer, al mediodía, una preocupante humareda se observó en las laderas del suroccidente de la capital.
Los puntos críticos son por demás conocidos para las autoridades municipales que están relacionados con este tema. Los bosques ubicados en las estribaciones del Pichincha, el bosque del parque Guangüiltagua, el noroccidente del Distrito, los valles de Tumbaco y de Los Chillos, son algunos de ellos.
El alcalde Mauricio Rodas ofreció entregar a los bomberos dos helicópteros. El clima está en transición en este mes, pero la temporada seca está cerca. ¡Manos a la obra!