Redacciones Manta y Loja
El retiro de la aerolínea Tame de la frecuencia Quito-Manta, que se oficializó el pasado 16 de noviembre, fue vista como una oportunidad de crecimiento para las empresas Ícaro y Aerogal. Aunque los directivos de Tame justificaron la decisión por el bajo número de pasajeros, en Ícaro la demanda es alta.
Así lo asegura Leonardo Loor, representante de Ícaro en Manta. Esta aerolínea tiene tres vuelos por día, de lunes a domingo. “Desde la tercera semana de este mes, abriremos un cuarto vuelo, los jueves viernes y domingos”.
El flujo de pasajeros
Tame, hasta el 15 de noviembre, movilizaba un promedio de 2 000 pasajeros al mes. Ahora, Ícaro incrementó de 60 a 80 pasajeros al día y Aerogal de 50 a 70 pasajeros diarios.
Después de 40 años de operatividad, Tame suspendió los vuelos desde Quito a Manta. Por el aeropuerto de Manta se movilizan 12 000 pasajeros al mes, hay incremento en feriados. Sobre el costo de los pasajes, dijo que no se ha incrementado. En su opinión, el cliente tiene varias opciones. Si compra el boleto en las oficinas de la aerolínea, paga USD 123; en agencias, USD 142; y por Internet, USD 84. “Todo dependiendo del cupo asignado para cada viaje”.
De acuerdo con los datos que maneja Ícaro, la media de ocupación de los vuelos fluctúa entre el 60 y el 65%, en época normal. En feriados, los cupos se agotan.
Loor informó que el personal militar que volaba en los aviones de Tame buscó acuerdos con Ícaro, para tener una tarifa especial. “Nosotros no podemos hacer excepciones de ese tipo”.
Carla Flores, representante de Aerogal-Manta, ratificó que el retiro de Tame aumentó la demanda de boletos. Aunque no precisó porcentajes, aseguró que ahora hay más pasajeros que antes.
Tame no solo dejó de volar a Manta. Desde mayo del presente año suspendió el servicio a Portoviejo. Para hacer el anuncio, sus directivos aprovecharon el inicio de los trabajos de recapeo de la pista, que fueron contratados por el Gobierno Nacional, a un costo de USD 1 700 000.
En esta ciudad, el presidente de la Cámara de Comercio, Jorge Guillén, lidera un movimiento de empresarios privados que gestiona frecuencias aéreas desde Quito. “Hemos hablado con representantes de las aerolíneas LAN, Ícaro y Aerogal”.
La suspensión de las frecuencias afectó a los trabajadores de la aerolínea estatal. En Portoviejo, la nómina fue reducida de nueve a cinco empleados. En Manta, los 12 trabajadores se dedican a la venta de pasajes para las rutas nacionales e internacionales.
Tame también dejó de servir a los habitantes de Loja. Saero anunció el inicio, desde el próximo lunes, de los vuelos entre Guayaquil y Loja. Utilizará una aeronave para 24 pasajeros.
La jefa de Tame en Loja, María Auxiliadora Hurtado, dijo que el vuelo fue suspendido por la baja demanda de boletos. “El embrear 170 tiene 76 asientos disponibles, pero el promedio de pasajeros por viaje era de 30”.
Para Julián Burneo, presidente de la Cámara de Comercio de Loja, este sector es el más afectado con la suspensión de los vuelos a Guayaquil. “La principal relación comercial de Loja es con el Puerto Principal y esto crea una alta demanda del servicio”.
Otra ciudad que fue afectada por la suspensión de vuelos de Tame, fue Macas, en Morona Santiago. Los aviones de esta aerolínea ya no aterrizan en esa ciudad. Según sus representantes, falta equipamiento en el aeropuerto.