Redacción ConstruirSi bien la creciente concentración de esmog y hormigón va estrangulando Quito, también hay sitio para el descubrimiento, la vitalidad y la recuperación del hábitat y el entorno.Huasi Pacha (la casa del tiempo) es un ejemplo de la segunda postura. Es una vivienda ubicada en Guápulo y levantada en una estrecha franja de terreno de 15 x 60 metros que dejaron libre el ahora adoquinado Camino de los Conquistadores; y la ladera, cuya pronunciada pendiente se corta en el cauce del río Machángara.La vivienda privilegia la tranquilidad y el entorno agradable, pero también reúne las características esenciales de las viviendas contemporáneas: seguridad, simplicidad y reducción del servicio.Pero Huasi Pacha tiene otra gran novedad, que la vuelve sui géneris: su arquitectura tuvo como determinantes las concepciones constructivas y la cosmovisión de los antiguos habitantes de esas tierras. “Norandinos que poblaron el lugar antes que los incas”, explica Gustavo Guayasamín, cineasta y antropólogo quien, además de ser dueño del predio, proyectó y diseñó la casa junto a Fernando Hinojosa, un arquitecto experto en técnicas vernáculas.Estas concepciones son las que determinaron la ubicación y la orientación de las tres fachadas, por ejemplo. La casa se abre hacia el este, por donde sale el sol y el paisaje -siempre verde- se une al edificio como si fuera una escenografía permanente. Y las tres fachadas se orientan siguiendo los solsticios y los equinoccios.La fachada roja está al sur y señala el solsticio de invierno (21 de diciembre). La azul va en el centro y señala el solsticio de verano (21 de junio). La blanca se ubica al norte y señala los dos equinoccios..