Benjamín, no quisiera estar en tus zapatos. Ahora que de nuevo eres el hombre fuerte de Israel parecería que no te queda más que dejar de hacerte el duro, porque de lo contrario los gringos te darán la espalda. Y ahí sí…
Dicen que te gusta la fuerza, pero no la fuerza de la palabra sino la de los cañones. ¿No te parece que ya es hora de cambiar de cara y tolerar a los vecinos?
Recuerda el famoso refrán que dice “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.
Con el tiempo la vida da vueltas y, quién sabe, todos los muros que has levantado terminen por encerrarte.