HITLER EN LA CASA BLANCA

El video-parodia de Hitler como dirigente del Deportivo Quito, exhibo en el estadio de Liga, merece unas reflexiones.

1. La sanción contra Liga es casi inevitable, pues la FIFA prohíbe las imágenes del nazismo y sus líderes en los estadios. Pero tampoco es para montar campaña para suspender al estadio o los dirigentes albos. Máximo habrá una multa, como le ocurrió al jugador Paolo di Canio por hacer el saludo fascita en un compromiso, en Italia. Di Canio nunca fue suspendido, pero debió pagar.

2. Es increíble que una broma de Internet, propia de los ociosos que no tienen nada que hacer más que payasear en YouTube, sea la ‘gran’ campaña de la Comisión de Marketing de Liga. Los miembros de la Comisión, en lugar de dedicarse a esta ociosidad, deberían hacer algo más productivo, como leer el ‘Diario de Ana Frank’, por ejemplo.

3. El video es una falta de respeto a los directivos del Quito, debido a que son comparados con Hitler. Pero no con el Hitler racista o asesino de masas, como se quejan los directivos azulgranas incorrectamente, sino con el Hitler inepto que dirige batallas perdidas y luego hace pataletas. Eso es lo ofensivo y tienen razón en enojarse si se sienten aludidos. Pero los cucos antisemitas que han sembrado están totalmente demás.

4. Cuando se usa la imagen de Hitler, se corren riesgos, como herir innecesariamente la sensibilidad de los judíos. La Comunidad Judía hace bien en protestar por la broma. Pero las parodias no están prohibidas por la Ley. Son un derecho de la libertad de expresión. No existe una policía de los chistes ni un manual único del buen gusto.

5. El caso se está convirtiendo en un asunto personal entre directivos honorables. Es claro que la suspensión de un año para Santiago Ribadeneira, el presidente del Quito del 2009 que aplicó una broma homófoba contra los albos, no contentó a nadie. A propósito, Hitler también perseguía a los homosexuales.

Alguien, quizás de AFNA, quizás de la Ecuafútbol, quizás amistades cercanas, debería mediar para un apretón de manos entre directivos. Sería saludable un acuerdo que lleve un mensaje de paz a las barras, cada vez más agresivas. Todos somos ecuatorianos.

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