¿Cuántos presidentes ha tenido la oportunidad de conocer en su carrera como cronista gráfico?
Antes de recibir la acreditación como periodista profesional en 1975, a través de la Ley de Ejercicio Profesional del Periodista Ecuatoriano, ya tenía muchos años de trabajo como reportero gráfico. Trabajé por muchos años con el conocido fotógrafo Luis Pacheco, que hacía fotos para EL COMERCIO, y tuve la oportunidad de hacer reportería gráfica en la presidencia de Otto Arosemena Gómez, el último período de José María Velasco Ibarra, el mandato de Guillermo Rodríguez Lara y el triunvirato militar. Después del retorno a la democracia en 1979, he fotografiado a todos los mandatarios, desde Jaime Roldós Aguilera hasta Rafael Correa.
Esto le debió dar la oportunidad de presenciar muchos momentos de la historia reciente del país…
Como cronista gráfico he cubierto de todo: cultura, turismo deportes, política… Y tengo muchas anécdotas que contar. Una de ellas fue la del intento de golpe al general Guillermo Rodríguez Lara, en 1975. Fue un domingo en el que me llamaron a Cumbayá, ya que me encontraba en la casa de mi madre, para decirme que habían recibido esa alerta y que debía cubrir la noticia. Seguimos en el carro de diario EL COMERCIO a los tanques que salieron desde el cuartel Epiclachima, en el sur, para bombardear el Palacio de Gobierno, y avanzaron por la calle Ambato hasta la García Moreno. Como ya no pudimos avanzar nos quedamos en las oficinas que el Diario tenía en el Centro, a escasos metros de Carondelet.
¿Qué ocurrió entonces?
Cuando se empezaron a escuchar disparos ya nadie pudo salir, y nos tocó pasar la noche encerradas ahí a unas 13 personas, sin nada que comer, y con los nervios de escuchar tan cerca el fuego cruzado. Incluso llegamos a temer que uno de los cañonazos pudiera incendiar las bobinas de papel que se guardaban en el sótano del edificio.
¿Alguna vez ha tenido algún problema para el ejercicio de su trabajo?
Siempre he dicho que la fotografía es el registro histórico de la verdad, porque nunca hemos hecho un montaje de un hecho para hacer una foto ni se ha manipulado una imagen. Yo he tenido la oportunidad de mostrar al público a León Febres Cordero saliendo de la casa de un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, lo cual documentaba el control que tenía sobre las Cortes; también tuve la oportunidad de tomar fotos del empresario taurino Martín Berrocal luego de su liberación tras permanecer secuestrado. En la época del Congreso Nacional, por ejemplo, los fotógrafos podíamos movernos entre las curules, estábamos junto a los diputados, lo que nos permitió dejar un registro de los ‘cenicerazos’ y los golpes en la época de Jamil Mahuad y Wladimiro Álvarez. Eso ya no es así.
¿Por qué?
En la actual Asamblea Nacional, todos los fotógrafos de prensa estamos en un sitio determinado en la parte de atrás, y separados por un vidrio. Eso no nos permite mostrar en la mejor forma lo que pasa. Ahora hay muchas reuniones de partidos políticos y oficiales que son hechas a puerta cerrada, donde al final solamente dan un comunicado de lo que pasó, y a veces hasta nos envían sus propias fotos, que es lo que ellos quieren que se vea. En democracia, se debe permitir el libre acceso para mostrar esa parte de la historia en la que no se puede mentir.
Estamos próximos al segundo debate de una Ley de Comunicación. ¿En qué forma cree que eso afecte el trabajo periodístico?
Una Ley siempre será algo positivo cuando sirva para proteger a las personas. En nuestro caso, siempre tenemos cuidado de no tomar fotos de cuerpos cubiertos de sangre, ni de mostrar a menores de edad en situación de riesgo. Pero para brindar ese tipo de garantías ya existen normas legales, y no estoy de acuerdo con una Ley que limite la libre expresión y la cobertura de los hechos ni establezca un control sobre los contenidos. Estoy convencido de que el principal juez de lo que hace un diario es el lector, quien decide si creer o no lo que dice un diario, por ejemplo, y comprarlo.
El proyecto que se va a debatir contempla también un requisito de profesionalización para los que ejercen el periodismo. ¿Cómo ve la situación en el caso de los reporteros gráficos ?
En nuestro país no existe una carrera formal de formación de fotógrafos. Llegan a trabajar con nosotros personas que han tenido una formación superior en Comunicación y pasantes que aquí han descubierto el gusto por la fotografía y ahora son excelentes fotógrafos. Es fundamental la experiencia que se consigue trabajando en una Redacción. Esa es la mejor escuela para un cronista gráfico.