Óscar Arias, presidente de Costa Rica, una de las personas más prestigiosas e impecables de América Latina, reemplazó al señor Insulza, uno de los más incompetentes del hemisferio, en el difícil trance de buscar solución a la crisis de Honduras.
Arias es de los que se atreve a decir la verdad, y la dijo en la Cumbre de las Américas, el 18 de abril pasado. En esa ocasión expresó que los latinoamericanos “algo hicimos mal”, y tocó puntos sensibles de nuestro eterno tercermundismo. Arias señaló, entre otras cosas: “Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros”. “No creo que eso sea del todo justo”. “No podemos olvidar que
América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750, los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres. Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur -en cuestión de 35 ó 40 años- tiene USD 40 000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos”.
“Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los 60 ó 70…. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante al caer el muro de Berlín y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso… que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los ‘ismos’ … los asiáticos encontraron un ‘ismo’ muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo… Recordemos que cuando
Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo… regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que a mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. “Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo, cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás”.