En los tres años del Gobierno, la producción petrolera privada cayó 29%, mientras que la pública subió en 14%. Con las sumas y restas respectivas se registra un saldo en contra, pues a escala nacional se registró una caída del 9%.
Al Presidente no le preocupa mucho esta caída, pues cree que con la renegociación de contratos el Estado tendrá una mayor participación en la renta petrolera, y eso será beneficioso porque la producción aumentará en el futuro. Para ello habrá que esperar que primero termine una renegociación que ha tenido dos etapas no muy exitosas. La primera culminó en el primer trimestre del año pasado, cuando el Gobierno culminó una negociación de contratos temporales hasta definir uno definitivo.
En la práctica, el Gobierno se demoró alrededor de año y medio para negociar contratos que tenían vigencia de un año. Y como le faltó tiempo para establecer las relaciones definitivas con las petroleras ha venido ampliando la vigencia de los contratos temporales. La segunda etapa comenzó en diciembre del año pasado -aunque se dijo que comenzaría antes- para negociar los acuerdos definitivos, que debían estar definidos el mes anterior.
Se aplazó un mes más y nadie conoce en qué etapa se encuentran. Las partes firmaron una cláusula de confidencialidad para no revelar las negociaciones. Pero los resultados están a la vista: menos inversión y producción, una tendencia que se mantendrá este año y que ya se registró en el primer trimestre del año, cuando la producción nacional cayó 4,7%.