Como es la tendencia en el siglo XXI, que ama la moda retro y por ende la monarquía, Karzai quiere gobernar de por vida a su empobrecida Afganistán. Tras la invasión estadounidense, apareció este político profesional como el gran conciliador de la era postalibán. Empezó como encargado del poder, luego fue elegido Presidente y optó por la reelección. En agosto de 2009 ganó con un fraude bien ‘caretuco’. Hasta su patrón, EE.UU., le reclamó su sinvergüencería. Parecía que iba a haber una segunda vuelta, pero su oponente, Abdalá, se retiró para no legitimar al monarca gnomo.