Damnificados caminan por una calle en Norcia (Italia) hoy, 31 de octubre de 2016, un día después del fuerte terremoto, de magnitud 6,5 en la escala Richter, que volvió a sacudir el centro de Italia. Foto: EFE
Los habitantes de la ciudad italiana de Norcia, en el centro del país, sobrevivieron a un gran terremoto hace poco más de dos meses. Sin embargo, sus esperanzas de volver a vivir en sus casas se vinieron abajo tras el fuerte sismo del domingo (30 de octubre del 2016), el más fuerte desde 1980.
La ciudad, en gran parte construida a prueba de sismos tras los dos fuertes terremotos de 1979 y 1997, había salido relativamente indemne del terremoto que mató a casi 300 personas el pasado agosto. Pero esta vez no tuvo tanta suerte.
La localidad, una de las más pintorescas de la región de Umbría, conocida por sus iglesias medievales y famosa por su carne curada, quedó devastada por la nueva serie de temblores que culminaron con uno de magnitud 6,5 ayer domingo.
Damnificados alojados en un pabellón polideportivo en Norcia (Italia) hoy, 31 de octubre de 2016, un día después del fuerte terremoto, de magnitud 6,5 en la escala Richter, que volvió a sacudir el centro de Italia. Foto: EFE
A sus habitantes no les queda ahora alternativa a la huida. “Aunque mi casa fue declarada segura tras el terremoto del 24 de agosto, mi mujer y yo dormimos en el coche desde entonces. Eso demuestra lo asustados que hemos estados en estas últimas semanas”, cuenta a dpa Antonio Avuzzo, dueño de una tienda de embutidos.
Avuzzo es uno de los decenas de miles de habitantes que se quedaron sin hogar en las últimas 24 horas. Ha sido trasladado a un hotel de tres estrellas junto al lago Trasimeno, a unos 100 kilómetros al noreste de Norcia, junto a otras 47 personas, en el marco de un esfuerzo de relocalización a gran escala financiado por el Estado.
“Nadie nos obligó a venir aquí. Pero la alternativa era seguir durmiendo en el coche y sentir temblar la tierra”, cuenta el hombre de 57 años nacido cera de Nápoles que también vivió aquel terremoto que sacudió Irpinia en 1980, el más mortal en el país en más de un siglo.
Otro de los evacuados, un hombre de 77 años que tras vivir 45 años en Roma volvió a su Norcia natal hace unos 15 para disfrutar de su jubilación, ignoró la oferta de su hermano de volver a la capital tras el terremoto de agosto. “Quería quedarme en casa. Por la noche, me tomaría un par de pastillas y me iría a dormir, pensando que si tenía que caerse la casa, se caería”, cuenta Fanco Lanzi.
Damnificados alojados en un pabellón polideportivo en Norcia (Italia) hoy, 31 de octubre de 2016, un día después del fuerte terremoto, de magnitud 6,5 en la escala Richter, que volvió a sacudir el centro de Italia. Foto: EFE
Pero los tres terremotos superiores a una magnitud 5 vividos desde el miércoles le hicieron cambiar de opinión. “Ninguno de nosotros quería abandonar Norcia“, cuenta Bukurije Shuti, la mujer de Avuzzo. “Hemos aguantado a este monstruo que sale de la tierra durante semanas, y cada día decíamos: hoy pasará, hoy pasará. Pero en lugar de eso ….”, se lamenta la mujer nacida en Albania.
Muchos albaneses, la segunda mayor comunidad de migrantes en Italia, se han visto afectados por los terremotos en el centro del país. Como el constructor Imer Cela y su mujer Etleva, camarera de hotel, trasladados también al lago Trasimeno con sus dos hijos de 10 y 6 años.
Cuando tembló la tierra el domingo, los niños estaban durmiendo en el suelo y podían haber muerto. “La casa temblaba y el refrigerador estuvo a punto de caer encima de ellos. Hice acopio de todas mis fuerzas, corrí hacia ellos y los empujé, y mi hijo mayor me dijo después: ‘¡Mamá, me has salvado la vida!”, cuenta Etleva. Vullo asegura que les dijeron que permanecerían en el Trasimeno “durante dos o tres días”.
Sin embargo, las cabañas de madera que iban a servir de alojamientos temporales en Norcia mientras se reconstruye la ciudad, no estarán listas en meses. “No sé cuánto tiempo se quedarán”, señala el alcalde de Passignano sul Trasimeno, Ermanno Rossi. “La gente ha sido enviada aquí porque las áreas de los lagos están entre las más seguras frente a terremotos. Estoy intentando conseguir alojamiento para otras 30 personas que llegarán mañana o el miércoles”.
Los evacuados esperan al menos poder pronto recuperar ropa y otros objetos esenciales de sus viviendas. “Todo lo que tengo es la ropa que llevo desde ayer por la mañana, y huelo mal, pese a que me bañé anoche”, señala Avuzzo, destacando que necesita ropa limpia y medicina para tratarse de un glaucoma que pone en peligro su visión. “Sabemos que llevará tiempo”, dijo sobre la reconstrucción de Norcia, y no sé por dónde empezarán. Pero mientras tanto, hemos sido abandonados sin casa, trabajo ni posesiones: nos tienen que abastecer”, pide.