Redacción Tecnología
Usted desarrolló un modelo matemático para anticipar lo que ocurrirá con el glaciar del Antisana por efecto del cambio climático. ¿Qué revela esta herramienta?
¿POR QUÉ
ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Se especializó en glaciología en la Universidad de Grenoble, en Francia. Luego obtuvo una maestría en Ciencias de la Tierra con la Universidad de Nice, en Francia.
Su punto de vista. El glaciar es una máquina compleja que es necesario estudiar para protegerlo.
En este momento, el borde del glaciar está a 4 850 metros. De acuerdo al modelo que diseñé, después de 50 años estará alrededor de 5 200, es decir, habrá una reducción de más del 50% de la cobertura del glaciar.
¿Qué información procesa este modelo para entregar estos datos?
Evalúa los parámetros meteorológicos -temperatura y precipitaciones. Pero hay que anotar que este modelo también fue validado en el pasado.
¿A qué se refiere?
Es como reconstruir la historia de ese glaciar. Ingreso en este sistema los datos de temperatura registrados en 1950. Eso significa que hago una regresión. Lo interesante es que el modelo arrojó datos que coinciden con la altura en la que se encontraba el glaciar en ese año y que conocemos gracias a las fotografías aéreas. Una vez realizada esta regresión es posible proyectar el modelo hacia el futuro. Es la primera vez que se aplica un sistema en Los Andes.
¿Emplearán el mismo modelo en otros volcanes?
Sería muy interesante y lo podemos hacer, pero hacen falta recursos, porque antes es necesario instalar una red de monitoreo, como la que funciona en el Antisana. Esta tecnología es financiada en su mayoría con recursos provenientes del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia, IRD.
¿De qué manera facilita el trabajo esta red?
Bueno, básicamente la red ayuda a contar con un registro histórico. Por ejemplo, podríamos aplicar el mismo modelo en el Cotopaxi, pero habría que esperar unos cinco años para conocer temperatura y humedad. Solo entonces, es posible empezar a correr el modelo.
Más allá de señalar que el cambio en el clima afecta los glaciares, ¿cuáles son los objetivos de los glaciólogos en este momento?
Bueno, uno de los objetivos es analizar las distintas variables del clima que están incidiendo. Entre ellas están la radiación solar y la temperatura. Sabemos que con el Fenómeno de El Niño, la nubosidad disminuye en la Sierra. Por lo tanto, el límite de la precipitación sólida y líquida sube en altura. Eso significa que tenemos precipitaciones líquidas a mayor altura sobre el glaciar. Como resultado habrá una fusión más elevada y el glaciar se derretirá en mayor cantidad.
¿A través de los análisis que usted realiza se puede determinar si ha disminuido el nivel de precipitaciones?
Sí, hemos podido constatar que hay un déficit en la cantidad de precipitación en la zona. Empezamos a estudiar el glaciar del Antisana en 1994 y estos 14 años se ha reducido alrededor del 6% en la zona de estudio. Esto nos preocupa, porque en los próximos años habrá una disminución importante del recurso agua.
¿Desde 1994 cuál ha sido el porcentaje de retroceso del glaciar?
Alrededor de 250 metros, cerca de 25 metros por año. Esto es lamentable, porque el glaciar cumple una función de regulador del caudal. Es decir, se alimentan de agua sólida en el invierno y lo entregan mediante su fusión en verano. Mientras haya masa glaciar va a continuar este proceso.
¿Eso significa que el glaciar puede suplir el déficit de precipitación?
Sí, en realidad, esa es la función. Por eso, una vez que desaparezcan los glaciares, se acabará el efecto regulador y se sentirá la escasez de agua.
Además del Antisana, ¿qué otros volcanes han sido objeto de estos estudios?
Se ha realizado investigaciones puntuales en el Chimborazo. Se hizo una perforación profunda en la cumbre para hacer análisis químicos. En el Cotopaxi también se efectuaron dos mediciones del espesor; de la cobertura del hielo y nieve.
En realidad, nuestro glaciar piloto es el Antisana, ya que para montar una red de monitoreo, integrada por estaciones meteorológicas, se requiere de equipos, personal y capacitación. En el país, aún no hay el apoyo suficiente para ello.
¿Desde qué año han registrado el franco retroceso de los glaciares en el país?
Este proceso se hizo más notorio desde los años ochenta. Hay más concentración del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, lo cual implica una elevación en la temperatura y por lo tanto los glaciares retroceden a mayor velocidad. Esto es una prueba de que el calentamiento global está afectando a los glaciares que pierden en volumen y en longitud.
¿Cómo realizan estas mediciones?
Utilizamos topografías anuales y comparamos la distancia que retrocedió. Solo entre los años 99 y 2000, el glaciar del Antisana avanzó, porque las condiciones meteorológicas eran favorables, es decir, se incrementó la precipitación y se redujo la temperatura.
Ustedes también efectuaron estudios en el Carihuairazo. ¿Tienen datos sobre el nivel de retroceso?
Podemos hablar de la pérdida en área. Desde 1956 -cuando tenemos la primera foto- hasta el año anterior se redujo cerca del 50% del área. Como es un glaciar pequeño se redujo casi a la mitad.