Redacción Judicial
A las 20:00, Cristian Tapia ya estaba en su domicilio. El quiteño, de 21 años, asegura que por lo general llega pasadas las 23:00.
Pero el viernes último, los apagones en Quito lo obligaron a cambiar de rutina.
Sabía que en su barrio (La Villa Flora) el corte eléctrico se iniciaba a las 19:00 y que luego de las 20:00, el ambiente se torna tenso. “Cuando hay luz no faltan los asaltos. No quiero ni pensar lo que pasará con las calles a oscuras”.
Él cree que los delincuentes aprovechan la falta de iluminación para esconderse y sorprender a sus víctimas, tras los postes de luz o en las esquinas.
No fue el único que tomó precauciones. Las calles lucieron desoladas en los barrios Chillogallo, Chimbacalle y la Ferroviaria, en el sur. “Los viernes, se moviliza mucha gente en la av. Napo, por la presencia de bares y discotecas, pero esta vez parece que los apagones ahuyentaron a los farreros”, comentó Sonia Carrera.
La Policía montó un operativo para evitar que se cometan delitos en las zonas sin luz. El grupo Impacto instaló retenes móviles. Frente a la casa de Tapia revisó documentos el porte ilegal de armas.
Hasta las 23:00 no se presentaron novedades. Pero luego, cuando el sistema eléctrico se reanudó, atendieron una alerta en la discoteca El Citio (sic), en la av. Mariscal Sucre.
Los vecinos denunciaron que las personas que frecuentan el sitio estaban vinculadas con delitos comunes. La Policía hizo una requisa y halló armas blancas y seis menores de edad. El local fue desalojado y la Comisaría Cuarta de Pichincha ordenó su clausura.