Una gala comunitaria por el sombrero de paja

Las celebraciones por el segundo aniversario de la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad al tejido tradicional al sombrero de paja toquilla se extendieron a la provincia de Santa Elena.

Artesanas de varias comunas peninsulares como Barcelona, Febres Cordero, Río Seco y Dos Mangas se sumaron con sus manos laboriosas a este festejo.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) Regional 5 organizó un homenaje, que se realizó en un programa celebrado en el Centro de Procesamiento de la comuna Dos Mangas, uno de los principales lugares de cultivo de la paja toquilla de la provincia costera.

En el evento, además, se ­realizó una feria de exhibición de los trabajos realizados por las comuneras, los cuales pudieron ser apreciados y ­adquiridos por decenas de visitantes que llegaron a la ­comunidad, ubicada al norte de Santa Elena.

Sombreros para hombre y mujer, gorros, bolsos, carteras, diversos tipos de adornos, entre otros productos, fueron parte de la muestra.

Del programa participaron 115 artesanas de las cuatro comunas rurales quienes, entre junio y julio del presente año, participaron de un taller de capacitación sobre la elaboración de sombreros de paja toquilla, tipo croché fino.

Además, esta clase de capacitación tiene como objetivo sensibilizar a los comuneros, que se dedican al trabajo con la paja toquilla, sobre la importancia del patrimonio cultural, a través de espacios de capacitaciones formales.

Este tipo de tejido en técnica croché, llamado también ‘hippie’, es una innovación propia de la provincia peninsular, que nació en la comuna Libertador Bolívar. Al ser un tejido grueso y fuerte se caracteriza por ser resistente al agua o al sol. Además, se lo puede teñir para darle diferentes colores.

Por tal motivo, el objetivo de organizar el taller de capacitación sobre la elaboración de sombreros de paja toquilla, tipo croché fino, fue dinamizar y diversificar el trabajo artesanal con paja toquilla en la zona.

El 95,34% de los toquillales del país se encuentran en esta provincia. El taller tuvo una duración de 60 horas y fue rotando en las comunidades de Febres Cordero, Barcelona, Río Seco y Dos Mangas.

Dentro de las actividades efectuadas en el evento conmemorativo, se llevó a cabo una demostración del procesamiento de paja toquilla por parte del agricultor Ernesto Suárez, quien ha sabido mantener y dar continuidad a los saberes ancestrales transmitidos por su padre, Ángel Suárez.

Luego Herlinda González, experta artesana tejedora, explicó la elaboración del sombrero de paja toquilla tipo croché fino. Ella indicó que la confección de este producto dura entre 3 a 4 semanas por cada unidad.

González aprovechó la ocasión para solicitar apoyo a las autoridades, para mantener la tradición y eliminar la intervención de tercerizadoras.

Miguel Yturralde, director regional de INPC, resaltó la importancia de la elaboración de los sombreros de paja toquilla en la zona. “Es un conocimiento de los antepasados y por tal motivo una herencia que las personas debemos transmitir de generación en generación, para que no se pierda esta tradición. Así rescataremos nuestro patrimonio inmaterial”.

El presidente de la comuna Dos Mangas, Alfredo Merchán, solicitó a las autoridades presentes realizar un convenio interinstitucional para seguir trabajando en este tema. Así, se busca articular acciones entre los comuneros y las autoridades parroquiales, cantonales, provinciales, así como de las distintas entidades del Gobierno Nacional.

Las plantaciones de paja toquilla se dan en los bosques tropicales de la región occidental de la cordillera Chongón-Colonche. Se la considera una especie endémica del Ecuador.

En diciembre del 2012, el Tejido Tradicional del Sombrero de Paja Toquilla fue declarado por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Algunos historiadores señalan que su origen se remonta al Período Formativo (3 500 a.C – 500 a.C), representado principalmente por las culturas Valdivia y Chorrera.

El libro ‘Tejiendo la Vida’, de María Leonor Aguilar, recuerda que “históricamente los huancavilcas, mantas y caras, aborígenes que moraban en el territorio que hoy corresponde a las provincias de Guayas y Manabí, han sido considerados como habilísimos tejedores y trabajadores del arte textil”.

Posteriormente su enseñanza se extendió hasta las ciudades australes de Cuenca (1835) y Azogues (1845). En 1849, los sombreros de Montecristi, Jipijapa y Cuenca ya se vendían en Panamá.

En contexto
Barcelona, comuna en el norte de Santa Elena, es ancestralmente conocida por sus trabajos en paja toquilla. Solo en esta comuna se produce el 80% de este tipo de productos en el país, especialmente el sombrero, que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Suplementos digitales