Ricardo Rivera, tío de Jorge Glas, llegó el viernes a la Corte Nacional de Justicia, al juicio por el delito de asociación ilícita. Foto: Patricio Terán / EL COEMRCIO
En la sala de audiencias hubo gritos. El fiscal Carlos Baca Mancheno pidió al abogado de Jorge Glas, Eduardo Franco Loor, que guardara silencio mientras él hablaba. “Este no es un mercado”, le dijo.
La confrontación se produjo cuando el Fiscal General aseguró que la defensa del Segundo Mandatario intentaba “dilatar” la etapa de juzgamiento.
Franco no dejó que el Fiscal avanzara en su exposición y, a gritos, decía que impugnaba todo “porque no es verdad”.
Así comenzó el viernes, 24 de noviembre del 2017, el juicio en contra de Glas, de su tío Ricardo Rivera y de otras siete personas indagadas por asociación ilícita en el caso Odebrecht.
Un día antes de que esta diligencia se instalara, Franco recusó a los jueces Sylvia Sánchez y Édgar Flores. Pero el viernes, la Secretaría del Tribunal Penal certificó públicamente que la demanda no consta en el expediente. Ese fue el aval para que la audiencia arrancara.
Ahora, Sánchez, Flores y Richard Villagómez integran el Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia que juzga a los sospechosos.
Cuando la cita judicial había comenzado, Glas pidió la palabra, pero el juez Flores se la negó y dijo que esperara hasta el momento que debía intervenir.
Pese a esta advertencia, el Vicepresidente habló y dijo que su intención no era dilatar el proceso y que estaba injustamente detenido.
El auditorio lo abucheó. Su hermano Heriberto Glas estuvo en silencio, sentado detrás del Segundo Mandatario.
Cuando todos se quedaron en silencio, el Vicepresidente volvió a interrumpir. Esta vez reclamó al Tribunal y aseguró que uno de los presentes le dijo “corrupto”.
En ese momento, el juez Flores pidió “respeto y compostura”. Y dispuso que las intervenciones del Fiscal y de los abogados tomaran 20 minutos.
De esta forma, Baca comenzó su relato y señaló que funcionarios públicos, empresarios y abogados integraron una supuesta red delictiva que Odebrecht habría montado en el país entre el 2007 y el 2016.
Esta organización habría servido para pagar coimas a funcionarios públicos a cambio de que la empresa brasileña se adjudicara contratos en cinco obras que hasta el momento han sido investigadas: Trasvase Daule-Vinces, Manduriacu, Poliducto Pascuales-Cuenca, movimiento de tierras de la Refinería del Pacífico y Acueducto La Esperanza.
Según su teoría, Glas y los demás procesados tuvieron un “rol clave” en esa red. Ellos habrían cambiado las bases de las licitaciones, limitado el control estatal y facilitado el ingreso de dinero ilegal de Odebrecht al Ecuador”.
El Segundo Mandatario escuchó en silencio la teoría de la Fiscalía. Tomó notas en una libreta y se limitó a hablar con su abogado en voz baja. Después de que Baca terminara su narración, el Vicepresidente trato de intervenir en la audiencia, pero el juez se lo negó y solo permitió hablar a Franco.
“Un hombre patriota y trabajador, que se ha entregado a la década ganada está detenido”, dijo Franco, y aseguró que su cliente es inocente y que nunca se asoció con nadie para cometer delito alguno.
En todo momento, Glas estuvo escoltado por policías vestidos de civil y guías penitenciarios. Permaneció sentado casi frente a Rivera. Ninguno de los dos intentó saludarse.
Ambos son acusados por la Fiscalía y el viernes Baca aseguró que las prácticas de Odebrecht fueron “elevadas a un sistema gerencial”. Y dijo que en la audiencia probaría que dentro del esquema de corrupción se usaron empresas de papel y subcontratistas. Además, que había pagos “no contabilizados” que beneficiaron a Rivera, a Glas y al excontralor del Estado, Carlos Pólit.