Enrique Maridueña Garaicoa
Si el imperio de la Ley en una sociedad que, se supone, debe estar regida por “reglas” y no por meros principios, ni conveniencias o cálculos políticos ni por directivas de otro tipo que no sean las contenidas en la Constitución y en las leyes; resulta inexplicable que el Dr. Antonio Gagliardo, fiscal provincial del Guayas -saltando los procedimientos básicos de indagación-, abruptamente se excuse presumiendo o, por mejor decir, anticipando un juicio de valor -como podrá apreciar del texto de la denuncia que se ha presentado en la Fiscalía General-, sobre los resultados de la indagación, y en base a este último, se excuse de continuarla porque el Sr. Registrador de la Propiedad de Guayaquil no tiene fuero de corte y por tanto, ello podría causar una posible nulidad. La subjetividad señor Director, que contiene la resolución del Sr. Fiscal Provincial, se inserta en una suerte de “particularismo” en la búsqueda de la Justicia, que, de aceptarse como práctica pone en grave riesgo el “deber ser” que caracteriza a las normas jurídicas, pues, en su lugar se impondría una suerte de “decisionismo”, que transformaría la aplicación de la Ley, solo el producto de decisiones súbitas e impredecibles, como la que ha adoptado el Sr. Gagliardo, que, de aceptarse constituiría un peligroso precedente. Hoy somos los posesionarios y moradores de Urbanor, los burlados y decepcionados; mañana, podrían ser los propios medios de comunicación que tratan de ocultar las injusticias y violaciones legales cometidas al interior de la Municipalidad de Guayaquil. Por la atención a la presente, me suscribo.
Controlen el tránsito
Raúl Padilla C.
Hoy en la mañana, después de dejar a mi hija en la universidad me disponía a volver hacia el norte de la ciudad por la av. 6 de Diciembre y a la altura de la av. Orellana un camión había descargado hierro para una construcción en media vía causando la consiguiente congestión, más adelante pasando la av. República, en una clínica (Cruz Blanca), los conductores hacían cola para ingresar con sus vehículos al mencionado establecimiento ante un rótulo que claramente decía que ya no hay espacio en el parqueadero, resultado, otro trancón y, como si esto fuera poco antes de llegar a la Whimper, en otra construcción de un edificio parqueados en la vía estaban dos camiones con hormigón y una bomba enorme para transportar el concreto al interior. No podía creer que en menos de 600 m habían tres trancones a las 08:35, lo extraño era que no hubo un solo policía de tránsito en el caso de la clínica, ni metropolitano en el caso de las construcciones que hagan respetar las leyes y ordenanzas municipales.
Ahora que se viene el pico y placa y que todos los ciudadanos que tenemos vehículo vamos a colaborar sería bueno que las autoridades también se pongan atentos para que estas cosas no echen por el piso el sacrificio de todos. Se me olvidaba, me hubiera encantado que los policías metropolitanos hubieran llegado y actuado de la misma forma que lo hacen con los vendedores ambulantes pero… en fin… a quien corresponda.
De León Roldós
En el artículo ‘Ají que irrita’ de mi autoría y publicado el miércoles 24 de marzo. El segundo párrafo que se publicó dice:
“Tomemos el caso Coca-Codo Sinclair, en que Correa es el principal responsable de su manipulación. Tras años desperdiciados desde 1970 que se retomó el proyecto cuyos estudios de factibilidad y diseños fueron suspendidos en los 90’ por supuestos riesgos sísmicos”
La redacción correcta era:
“Tomemos el caso Coca-Codo Sinclair, en que Correa es el principal responsable de su manipulación. Tras años desperdiciados desde marzo del 2007 que se retomó el proyecto cuyos estudios de factibilidad desde los años 60 y diseños suspendidos en los 90’ por supuestos riesgos sísmicos”.
León Roldós Aguilera