Al parecer el Sr. Presidente de la República no tiene conocimiento de lo que es el fascismo, o lo que esto significa, por lo cual me veo en la obligación de recordarle.
“El fascismo es una ideología política fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica sociedad perfecta, denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por el Gobierno central, y que este designaba para representar a la sociedad.
Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas (idealizadas como protagonistas del régimen) para formar una sola entidad u órgano socioespiritual indivisible.
El fascismo utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado cuerpo social de la nación”.
Como se puede observar, al único al que se le puede denominar fascista es al Gobierno que usted preside, puesto que lo que busca en definitiva es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, a base de una sumisión de la razón a la voluntad y la acción, con un régimen político totalitario o autoritario.
Quienes nos hemos reunido en el Parque de El Arbolito no somos ni pretendemos ser fascistas. Todo lo contrario, no hemos reunido para defender la libertad de expresión, a la cual el Sr. Presidente y sus aliados pretenden manipular con una Ley que va a favorecer sus ideas fascistas y lograr sus objetivos totalitarios de sumisión del pueblo ecuatoriano por medio de un supuesto socialismo del siglo XXl, lo cual constituye uno de los más grandes engaños que el pueblo ha visto.
Su insistencia de que el país es de todos no es más que una retórica publicitaria para convencer al pueblo y tratar de suprimir las discrepancias y políticas.
Afortunadamente, todavía habemos gente que podemos distinguir lo uno de lo otro y suprimirnos le va a costar demasiado, cosa que veo imposible.
Una vez más vemos cómo este Gobierno trata de callar a quienes discrepan o no están de acuerdo con los conceptos de este mal llamado Gobierno de “el país ya es de todos”, pero todos sabemos que, en todo caso, es de esta nueva partidocracia correísta.