Redacción Espectáculo
Volver sobre los grandes éxitos de artistas consagrados y leyendas de la música es una tendencia que crece en Quito. Cada vez son más los bares donde suenan temas de épocas pasadas o que ofrecen tributos a bandas cuyas canciones no pasan de moda.
Conciertos en camino
Los Salmones harán un tributo a Sabina y otro a Andrés Calamaro. Las fechas están por confirmarse. La SNM Band planea un tributo a propósito del cumpleaños de Charly García.
Labanda hará el 12 de agosto un especial de música alternativa de los noventa, con Pearl Jam, Nirvana, Creed y otros.
Es el caso, por ejemplo, de Flashback, un bar que nació en 2006 con un concepto retro. Con la discoteca también nació la banda del Flashback, integrada por Esteban Torres, Andrés Carrillo, José Luis Márquez y Jorge Silva. Ellos se encargan de la batería, la guitarra, el bajo y el teclado. Por el puesto de vocalista han pasado Israel Brito, Gabriela ‘La Negra’ Terán, Anabel Naranjo y Alexey Martínez. Hoy cantan Diana Cárdenas, Rosi Soto y Ricardo de la Cuesta.
Silva cuenta que después de algunos meses tocando en Flashback la gente empezó a contratarlos para matrimonios o eventos empresariales. Top Shows los invitó a abrir los conciertos de Air Supply y de Roger Hodgson con lo mejor de Supertramp.
Además de repertorios con música variada, La banda del Flashback ha hecho especiales de U2, Guns N’ Roses, Soda Stereo, Ricardo Montaner, Franco de Vita… Su tributo más grande ha sido el que presentaron en el Teatro Variedades, al que llamaron The Wall, en honor a la producción de Pink Floyd.
Silva la cataloga como una banda de entretenimiento, más que con un objetivo artístico. Para eso, los músicos tienen otros espacios. “La oportunidad de tocar a diario nos ha permitido tener un buen nivel”.
Otras bandas surgen por motivos diferentes. Es el caso de Los Salmones, el grupo que formaron Sebastián Naranjo y Christian Brito, para hacer un tributo a Andrés Calamaro a propósito de su visita al país el año pasado. Tras unas audiciones se juntaron con Andrés Soto, Jamshid Gordón y Camilo Bravo. Buscaron hacer un repertorio que tenga sus éxitos para su primer show en el Cafelibro. Tras ese concierto hicieron variaciones en el repertorio en Este Café y luego entraron a otros terrenos. Presentaron un concierto de Enanos Verdes y Hombres G al que llamaron Lamento Cocodrilo.
Su filosofía es básica: “Lo que nunca tocaremos será música que no nos guste”, dice Naranjo, quien también formó la SNM Band (Say no more band) junto a su hermana Fernanda, Carlos Arboleda y otros músicos.
Esta arma repertorios de Charly García en sus diferentes facetas y se ha presentado en el Este Café y en La Estación. Tanto para los Naranjo como para el resto del grupo, los tributos musicales son una forma de ser fans y músicos, que versionan temas de sus ídolos con respeto y con un estilo característico. “No queremos ser asalariados cantando”, dicen y allí radica su independencia artística.
Otro caso es el de Labanda, que lleva cinco años tocando y que junta al bajista Daniel Rosero, el guitarrista Andrés Yépez y el baterista Nicolás Gross. Ellos se conocieron en Berklee de la Universidad San Francisco. Probaron con algunos cantantes hasta quedar definitivamente Roberto Lalama. Luego se sumaron ‘Jake’ Reyes y su teclado.
Su primer especial fue un tributo a lo mejor del rock británico en la discoteca Blues. Después vinieron otros a Los Beatles, Pink Floyd, Soda Stereo, The Doors o los Rolling Stones. Para Labanda, lo importante de un tributo es “rendir un homenaje a los grandes músicos que han pasado por la historia musical con los cuales nos identificamos mucho y ser parte de su música de alguna manera”.
Con el tiempo, tanto Labanda como Los Salmones, la SNM Band y la banda del Flasback han notado cómo la acogida a su trabajo crece. “Si se presentan shows de calidad siempre hay la posibilidad de tener una buena respuesta”, dice Gross.