Antonio Díaz, director del Dalcroze, toma un examen a chicos de décimo año de básica. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Las pruebas de fin de quimestre son un termómetro. Para los estudiantes se convierten en la oportunidad de demostrar cuánto han aprendido. Y para los docentes vienen a ser un pulso sobre su metodología de trabajo.
Cada quimestre se compone de 20 semanas. Está dividido en tres parciales y un examen, que corresponden al 80% y 20% de la nota.
Durante cinco días -del 5 al 9 de este mes- los chicos de la Sierra y la Amazonía rinden exámenes correspondientes al primer quimestre, compuesto por 106 de los 200 días laborables, según el cronograma del Ministerio de Educación.
A ellos les toman las evaluaciones sumativas, que incluyen la materia de los cinco meses. Estas reflejarán los logros del ciclo escolar. Así se explica en el artículo 186 del Reglamento de la Ley Orgánica de Educación Intercultural.
María Paula Benalcázar y Karen Vilatuña, dos estudiantes del segundo de bachillerato, rindieron ayer (5 de febrero del 2018) el examen de Historia. Con un libro en la mano, las dos chicas del Émile Jaques Dalcroze compararon sus respuestas.
Lo hicieron mientras esperaban su siguiente evaluación: Educación Física. Para las pruebas, ellas se prepararon elaborando resúmenes por cada materia.
Además, dicen, les ayudan los aportes y las llamadas pruebas formativas. Estos insumos se dan durante cada parcial, que dura unas siete semanas. Constituyen una alternativa para que el maestro haga ajustes en el proceso enseñanza-aprendizaje. Por cada aporte, los profesores deben obtener cinco notas.
No todos los insumos son calificados, ya que el objetivo final es fortalecer las destrezas.
Richard Torres es docente de inglés de octavo, noveno y décimo año del Dalcroze. Envía, por ejemplo, ejercicios para reforzar los temas abordados en la jornada de trabajo.
Para sumar aportes a las calificaciones, el maestro promueve el desarrollo de proyectos. La idea es que los chicos aprendan a usar los conocimientos y que puedan obtener los aportes necesarios en cada ciclo.
Una forma de trabajo similar tiene Jairo Delgado, quien se encarga del área de Individuos y Sociedades con octavo, noveno y décimo de este plantel del valle de Los Chillos.
Para él, la metodología de aprendizaje por proyectos ayuda al desarrollo de habilidades. “Así se logra un razonamiento más profundo de la materia y se descarta un aprendizaje basado en la memoria”.
Ambos profesores coinciden en que los chicos apuntan a ser independientes y no solo se preocupan de las notas. Pese a ello, “trabajamos en la responsabilidad y el cumplimiento de los objetivos”, dicen.
Esa es la meta, según Antonio Díaz, quien es el director General del Dalcroze. Previo a las evaluaciones, los docentes siguen un protocolo.
En diciembre, los coordinadores de área certifican y autorizan las evaluaciones. Estas van en función de los contenidos brindados en clase.
En el Colegio Gutenberg Schule, de Los Chillos, también siguen la normativa del Ministerio de Educación.
Su rectora Jacqueline Loza explica que los docentes hacen repasos generales, envían temarios de la materia y otros. “Lo importante es fortalecer las habilidades del estudiante”.
Para obtener mejores resultados, en esta semana es importante que el alumno descanse y que los padres le ayuden a organizar su tiempo, recomienda Cristina Tapia, psicóloga educativa del Centro Infantil Psicopedagógico Crecemos, en el norte de Quito.
El jueves pasado, Camila Mejía, del SEK, y otros chicos de varios colegios, contaron a Tapia que las técnicas que les ha enseñado para razonar y memorizar conceptos les han servido en pruebas previas.
“Aunque se revise la materia en clase, los estudiantes se estresan mucho durante estos días”, admite Pamela Navarro. Ella es madre de Camila y además profesora de Science, de octavo, noveno y décimo.
Por eso -dice- comprende a las tres partes: alumnos, docentes y padres de familia. Ella aconseja buscar un apoyo extra, en algún centro, si se dan cuenta de que es necesario en este momento del año lectivo.
Durante la semana del lunes 12 al domingo 18, los estudiantes de la Sierra y la Amazonía tendrán vacaciones. El lunes 19 volverán a las aulas para el segundo quimestre, que terminará en los últimos días de junio. En julio serán las clases de recuperación y los supletorios.
Silvia Tapia, psicóloga del mismo centro, pide a los padres no sobredemandar a los chicos. Mostrarles que las ‘malas notas’ son una señal de que necesitan trabajar más en una asignatura. Ofrecerles un ambiente agradable para estudiar y hacer deberes, sin distractores como redes sociales.