Fotos: EL COMERCIO
La figura de un Jesús recién nacido con ropa tradicional de la nacionalidad tsáchila o danzantes junto a María y José son algunas de las particularidades de las representaciones del nacimiento que tienen un toque intercultural.
En localidades como Portoviejo, en la costera provincia de Manabí, son varios los pesebres con temática tradicional que participan en un concurso.
En otras ciudades este tipo de pesebres están en edificios públicos, parques e iglesias.
25 pesebres tradicionales concursan en Portoviejo
La espuma de las almohadas forma una suerte de manto de nieve, que contrasta con casitas que asemejan a las viviendas de caña, pero elaboradas con palitos de helados. Foto. Mario Faustos / EL COMERCIO
Armado en materiales autóctonos, en un quiosco de caña brava y hojas de palma de cade, el pesebre de la parroquia San Pablo en Portoviejo (Manabí) ocupa todo lo ancho de la fachada de una casa. Es un nacimiento que se recrea desde hace 40 años en la intersección de las calles 26 de Mayo y Santa Lucía, en un barrio iluminado y decorado con motivos navideños.
La espuma de las almohadas forma una suerte de manto de nieve, que contrasta con casitas que asemejan a las viviendas de caña, pero elaboradas con palitos de helados. “La caña y el cade marcan el pesebre montuvio, y en el nacimiento constan también nuestros animales, el cerdo, el perro, el pato”, indicó Sacho Correa, de 49 años, uno de los vecinos de San Pablo.
El concurso califica la carga de identidad de los pesebres y la celebración de la fiesta navideña del chigualo, la contraparte de la novena. Se trata de una tradición de la oralidad montuvia manabita que incluye cantos al Niño, juegos de rueda, danza, gastronomía y la propia artesanía de los nacimientos.
Este año son 25 pesebres que participan en un concurso. En el 2016, en la primera edición del certamen, el nacimiento de San Pablo ganó el primer premio (USD 1 000) del concurso de la Universidad San Gregorio de Portoviejo. En esa ocasión disfrazaron a dos burros de camellos.
En sectores rurales como Estancia Vieja y Calderón los pesebres son vivientes y los animales de granja acompañan a los personajes, indicó Tania Zambrano Loor, directora del departamento de Vinculación con la Sociedad y Cultura de la Universidad San Gregorio.
“Lo que pretendemos a través de este concurso es recuperar una tradición evidentemente nuestra, manabita, que tiene que ver con los chigualos, la comunidad se une para cantarle al Niño, hacerle versos, juegos de rueda y donde está presenta nuestra gastronomía”, indicó Zambrano.
Tsáchilas celebran Navidad con un pesebre intercultural
Según el gobernador tsáchila, Javier Aguavil, el 90% de los integrantes de esta etnia profesa la religión católica. Foto: EL COMERCIO
En la iglesia Cristo Luz del Mundo, de la comuna tsáchila Chigüilpe, hay una mezcla de catolicismo y tradiciones tsáchilas. El pesebre para conmemorar el nacimiento del Niño Dios es una muestra de eso.
El Niño Jesús fue vestido con la indumentaria tsáchila, que se compone de una falda a rayas blancas con azul oscuro (manpe tsanpá) y una corona de algodón (mishily) que solo utilizan los líderes de las comunidades.
Las prendas fueron confeccionadas por las mujeres tsáchilas de la comunidad, que conforman el Comité de Priostes.
Mateo Calazacón, presidente de Chigüilpe, señaló que el pesebre es elaborado por el párroco David Delgado, priostes y la comunidad. “En esta fecha nos unimos y compartimos más como etnia”.
Cada año, las familias se encargan de llevar velas y flores a la iglesia para rezar la novena. La mayor parte la rezan en tsa´fiki, el idioma nativo tsáchila.
Según el gobernador tsáchila, Javier Aguavil, el 90% de los integrantes de esta etnia profesa la religión católica. Por eso, la Navidad ha tomado más fuerza en los últimos años. Sin embargo, se trata de mezclar los dos conocimientos para que los saberes tsáchilas no se pierdan. “Además de los dioses de la naturaleza consideramos que hay un Dios supremo, que fue el creador de todo lo que tenemos”.
Imbabura, pesebres con personajes que visten ropas de comunidades indígenas
En Imbabura se acostumbra a elaborar pesebres navideños con personajes vestidos con ropas de las comunidades indígenas de la zona. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
En las parcialidades kichwas de la provincia de Imbabura se acostumbra a elaborar pesebres navideños con personajes vestidos con ropas de las comunidades indígenas de la zona, como las del pueblo Otavalo y Karanki.
En la mayoría de estas escenografías, elaboradas con materiales reciclados, se cantan los villancicos en idiomas kichwa y español.
Según Fernando Ipiales, responsable de la parroquia eclesiástica Sagrado Corazón de la Compañía, de Otavalo, y miembro de la Pastoral Indígena, es una tradición que refleja la comunión entre la iglesia con los pueblos ancestrales.
Pero, esa interculturalidad de Imbabura también se refleja en los templos de las zonas urbanas, como la Catedral de Ibarra y la Iglesia del Quinche.
Ahí también se realizan representaciones que conmemoran el nacimiento de Jesucristo, con los denominados cuadros vivos e imágenes, con personajes vestidos con trajes indígenas, mestizos y afrodescendientes.