Redacción Sociedad
En el Pensionado Sudamericano, en el sur de la ciudad, los niños de séptimo de básica están emocionados.
En el programa del Juramento de la Bandera esperan que sus padres y familiares les feliciten por su actuación. Hace un mes comenzaron los repasos y hoy ultimaban detalles para rendir homenaje a los héroes de la Batalla de Tarqui.
“Con todos los estudiantes, descanso, atención firmes” gritaba con voz de mando Paúl Garzón, coordinador pedagógico de la institución. Los alumnos escuchaban con atención y marchaban con firmeza. No querían equivocarse.
Todos los martes y viernes desde las 08:00 se formaban en el patio de la escuela y esperaban que Garzón dirija los ensayos.
Hoy, cuando faltaban pocas horas para celebrar el día del civismo, el repaso fue completo. Incluyó el programa.
Con uniforme deportivo, al igual que los niños, Nancy Márquez con micrófono en mano leía los puntos del programa. “Queremos saber cuánto nos vamos a demorar” senaló Magdalena Yánez, directora del Sudamericano.
Cuando Márquez anunciaba la ceñida de bandas. Una de las maestras con mucha solemnidad colocaba una bufanda a Fernanda Mullo, abanderada del pabellón nacional.
Incluso Mullo leyó su discurso. “Han pasado 181 años de la Batalla de Tarqui y queremos mantener vivos los valores cívicos”, decía en su intervención. También aprovechó para agradecer a Dios, a sus profesores y para desear éxitos a sus compañeros que pronto dejarán la escuela.
A pocos metros del pensionado Sudamericano, los estudiantes del Colegio Nacional Zaldumbide también ensayaban el Juramento. Solo que aquí la improvisación era evidente. “Recién el miércoles comenzamos a repasar porque estábamos en los juegos” indicó Johanna López, alumna de tercero de bachillerato.
Las instrucciones del profesor Galo Sosa no se acataban. “Falta coordinación, hoy nos quedamos hasta las 12:50”, justificaba Sosa.
Aunque los jóvenes estaban preocupados en otra cosa. “Mañana tenemos que venir con traje de parada y tacos, no sé como vamos a marchar en este patio lleno de huecos”, reclamaba una de las estudiantes. Mientras López se quejaba de dolor de pies.
No obstante, Estefanía Toapanta ponía empeño en el repaso. “El 27 de febrero es algo único, nunca más volveré a jurar la Bandera” expresó. Ella forma parte los 120 estudiantes que prometerán defender los colores de la bandera.
Mientras esto pasaba con la mayoría de centros educativos, otros pese a la disposición del Ministerio, adelantaron el Juramento.
Una de ellas fue la Unidad Educativa Dolores Calero de Guayasamín. Esta institución desde las 08:00 empezó con el programa que culminó a las 10:20.
Lo realizó en las canchas del Colegio Amazonas. La directora no quiso dar declaraciones. Pero Édison Gualacata, padre de familia del abanderado, indicó que decidieron adelantar el acto porque el espacio de la Unidad Educativa es reducido. “Por problemas de logística non adelantamos. Tenemos patio pero en Tambillo”.