Un ‘escudo’ para Maduro

Puede sonar a paradoja, pero no la es. Las sanciones que el Congreso de EE.UU. acaba de aprobar en contra de funcionarios del Gobierno de Venezuela por las violaciones de los derechos humanos, en realidad, debieran considerarse como un balón de oxígeno que acaba de recibir el incompetente Régimen chavista (o lo que resta de él). Son una suerte de ‘escudo’ protector.

¿Por qué? Muy simple: los regímenes autocráticos se han especializado en utilizar convenientemente a su favor las medidas que en su contra adoptan otros países, tribunales y organizaciones mundiales. Es ese el desfogadero que emplean para achacar todos los males que padecen (que no son pocos) a las decisiones de terceros Estados y/o organismos internacionales.

El caso más revelador en esa línea de comportamiento se lo observa en Cuba. En la isla gobernada por el castrismo desde 1959, casi todos los padecimientos son resultado del inmoral e inútil (que sí lo es) embargo que fuera adoptado por la Casa Blanca hace 54 años, según la tesis oficial.

En la actualidad, en la práctica, la incidencia del embargo se ha morigerado, al menos en el comercio, como lo muestra este dato: Estados Unidos vendió el 2012 a Cuba mercancías (en su mayor parte alimentos, medicamentos y productos agrícolas) por alrededor de USD 1 649,5 millones. Pese a ello, el bloqueo gringo continúa usándose como la excusa ideal para ‘maquillar’ o justificar la realidad de un esquema político que ha dado muestras de su fracaso y que, de manera lamentable, se replica en la riquísima (pero muy necesitada en casi todo; esa sí una paradoja) República Bolivariana.

Aparte de la inutilidad de los bloqueos comerciales y sanciones aprobadas por Washington, estas medidas llegan de manera inoportuna. En mala hora, coinciden con las revelaciones efectuadas por el Senado estadounidense acerca de los procedimientos brutales empleados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en su lucha anti-terrorismo.

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