Por un camino de tierra negra mojada, Víctor Zumba aparece apresurado.
Casi no quiere hablar sobre los problemas que les ha ocasionado el Tungurahua en su comunidad: Choglontus, un caserío de cinco viviendas en las faldas del volcán.
Dice que no tiene nada que informar, porque los medios de comunicación han falseado la realidad. “Han sacado fotos y notas en la televisión de la erupción pasada. Mintieron”.
Al insistirle y aclararle que este Diario no procede así, accede y cuenta que es el vigía de esta comunidad de Chimborazo, una de las de más alto riesgo.
También tiene a su cargo el funcionamiento de la sirena, que sonó el 28 de mayo último cuando se produjo la erupción súbita.
Este agricultor de sambos, maíz y tomate de árbol tiene la tarea de reportar el comportamiento del volcán todos los días y en el momento que los técnicos del Instituto Geofísico le pidan.
Lleva 10 años en este oficio y es uno de los 20 vigías de las comunidades de Penipe amenazadas por las erupciones. Es un joven de 29 años, de piel blanca, rostro enrojecido y ojos negros como sus cejas espesas y el bigote.
El vigía muestra la radio handy que usa para comunicar las novedades. Cada vez que el volcán se estremece, lanza una columna de vapor o de ceniza, él envía su reporte. “Seguimos la pluma (hongo) del volcán”.
“El volcán está tranquilo ahora. No ocurrió lo mismo que en el 2006. No ha caído tanta ceniza, los cultivos están limpios”.
Choglontus es una comunidad que se encuentra en alerta naranja por decisión del Comité de Operaciones de Emergencia de la provincia. Ocho poblaciones más están bajo esa medida.
Eso significa que los habitantes deben abandonar sus hogares durante la noche. En el día solo pueden entrar los jóvenes y jefes de familia para trabajar en los cultivos y cuidado de las gallinas.
Las personas de la tercera edad, niños y embarazadas no pueden regresar a sus casas.
Víctor también tiene otra función: velar por los bienes de sus vecinos, para que no se los roben.
“Hago rondas en la noche por la comunidad. No se han robado nada, es solo por precaución”.
Zumba se organiza en esta vigilancia con otros compañeros, también campesinos de las comunidades de El Manzano, Puela, Pungal de Puela y Palictahua, que están juntas en el camino de tierra y lastre.
Víctor se despide y comienza su larga ronda nocturna. BJ.
Tenga en cuenta
Educación. Hable con sus hijos sobre lo que significa una erupción volcánica. Indíqueles cómo actuar en el caso de que las explosiones se den cuando estén fuera del hogar.
También haga que se memoricen los números telefónicos de todos los miembros de la familia. Diseñe un plan de evacuación y de emergencia con ellos.
Durante las explosiones, el volcán expulsa ceniza y piedras. La mayoría se queda en las partes altas del volcán. Pero hay que tener cuidado porque las piedras pueden ser arrastradas por las lluvias y formar lahares.
Si se presentan precipitaciones aléjese de las quebradas del volcán, pues por ahí puede bajar el lahar.
Tenga a la mano mascarillas para proteger la nariz y la boca. En el caso de la caída de ceniza, los ojos también son afectados. La ceniza es piedra triturada. Si siente que le ingresa no se restriegue pues esta puede lastimar la córnea o alguna otra parte del ojo. Lo recomendable es lavar con abundante agua.
Si su vivienda está en el área de influencia del volcán es recomendable que selle las ventanas con cinta adhesiva. Además, coloque la cinta sobre el vidrio en forma de cruz. De esa manera, el adhesivo servirá como un soporte. Es posible que estos se rompan por la vibración provocada por la erupción.