La sequía afecta a Loja y por ello el caudal que sirve para proveer de agua potable se redujo. Las fuentes de captación de El Carmen, Pizarro, Jipiro 1 y 2, Curitroje y Carigán producen 460 litros por segundo. Lo normal es 700.
Por ello, el lojano Máximo Tene almacena el agua en galones y ollas desde hace tres semanas. Además, tiene las llaves abiertas por donde escasamente y de imprevisto fluye el líquido.
Él vive en el barrio Esteban Godoy, al sur de Loja. Allí habitan más de 450 familias. La escasez mantiene en incertidumbre a las amas de casa. “Llega media hora o una hora, no hay horario definido. A veces en el día y otras en la noche, por lo que nos dificulta almacenarla”, dice Beatriz Ochoa.
Por ello, Tene tiene abiertas las llaves y solo así recogerá el líquido cuando llegue de forma repentina. La misma situación afecta al barrio Carigán, al norte. Angelina Macas usa otra vez el sistema de agua entubada. “Más demora en llegar que en irse”. Otras 300 familias también lo hacen.
Además de la disminución del caudal en las microcuencas, hay desperdicio por daños en válvulas y redes. Eso complica la provisión normal para los lojanos.
En la actualidad se suspende el suministro durante las noches en los barrios Belén, Cisol, Esteban Godoy, Julio Ordóñez…, según el director de la Unidad Municipal de Agua Potable y Alcantarillado, Rafael González. “Esta medida permite recuperar la capacidad de los tanques de almacenamiento y tratamiento de Carigán para afrontar la sequía”.
Para González, otro problema es la falta de un plano con el catastro de las tuberías. Esto dificulta la reparación oportuna de los daños. Él señala que si el sistema de agua fuera automatizado y hubiera un catastro actualizado de las instalaciones se mejoraría el suministro.
Por ello, planteó el mejoramiento del sistema de distribución por medio de un cambio paulatino de redes. El próximo mes se contratará una consultoría de la Universidad Técnica Particular de Loja.
La zona de mayor interés para el estudio es la comprendida entre el barrio Cuarto Centenario (centro) y La Tebaida Baja (sur).
Para la ejecución de las variantes en la red de conducción, nuevas tuberías y conexiones se requieren USD 3 millones.
El Municipio recauda unos USD 300 000 al año por una tasa que pagan los abonados en las planillas para proteger las microcuencas. Hasta ahora, este rubro sirvió para comprar 400 hectáreas de tierras en las zonas de captación del agua.
Esta zona fue reforestada y se evita que los campesinos contaminen el agua. Esta es una medida que, de acuerdo con los técnicos del Municipio, asegurará en el futuro el agua para Loja.