Los cauces secos de los ríos en Manta, Jaramijó, Montecristi, Jipijapa, Paján y Puerto López son utilizados por sus habitantes para improvisar canchas deportivas y en algunos casos sirven como vías para el paso de vehículos.
La sequía en esos cantones manabitas se debe a la escasez de lluvias, en plena época invernal. Por ejemplo, en el centro de Manabí casi no ha llovido. Según el Instituto de Meteorología e Hidrología, en marzo llovieron 3,5 milímetros cuando se esperaban 139 mm.
En Manta, los cauces de seis ríos son usados para practicar fútbol y voleibol. Sucede en el sector La Florita, en pleno cauce del río Muerto. Juan Carlos Leniz y 15 vecinos hicieron una minga de cinco horas hace un mes por la cancha de voleibol.
Ahí viven más de 3 000 personas. “No tenemos sitios cercanos para hacer deporte. La playa más cercana está a 5 kilómetros y por eso aquí nos reunimos para jugar, especialmente por las tardes cuando cae el sol”, dice Leniz.
Los niños también juegan fútbol por las mañanas. Esa cancha tiene como límite un puente alcantarilla tipo cajón.
En el cauce del río Burro, en el sitio Las Vegas la sorpresa es mayor. En pleno lecho del río están construidas dos canchas: una de césped natural y otra de concreto.
Ambos escenarios son utilizados por los moradores de ocho barrios, asentados sobre los márgenes del río. El miércoles último, en la cancha de concreto jugaban fútbol dos equipos de mujeres, mientras que en la de césped, 40 niños asistían a las prácticas de una escuela de fútbol.
Ambos escenarios están en una hondonada, a 30 metros de profundidad desde el filo de la calle donde están las construcciones de barrios Santa Clara, Las Vegas y María Auxiliadora.
Julio Arana es un obrero que vive en Las Vegas. “Aquí no hay un paraíso; aquí nuestra realidad es que por necesidad hemos aprovechado el cauce del río en época seca para hacer deporte, no hay canchas deportivas, este es el lugar donde nos desestresamos”.
Algo similar sucede en San Mateo, un enclave marino del suroeste de Manta. En un tramo de un kilómetro de ese río se construyeron muros en las riberas de la cuenca hídrica. Pero sobre el lecho se colocó una capa de material pétreo. Los pescadores, sus hijos y familiares juegan fútbol. Ponen dos arcos metálicos elaborados por los habitantes del barrio La Paz y se improvisa la cancha.
Esa cancha no nació con la sequía actual. Hernando Reyes vive allí desde hace 60 años. “Nací en San Mateo. Aquí a la falta de un sitio donde hacer deporte la opción es el cauce del río; pocas veces llueve y cuando sucede alquilamos una pala mecánica para limpiar el cauce y habilitamos nuestra cancha donde jugamos desde hace más de 30 años”.
En Las Piñas, 25 lanchas de fibra de vidrio permanecen sobre el lecho seco del río Camote. “No tenemos donde dejar nuestras embarcaciones. Cuando llueve y sale el río o sube la marea tenemos que trasladar nuestras naves a 300 metros de la playa”, dice el pescador José Pilligua.
Los lechos secos también son aprovechados en las zonas rurales para acortar camino. Por ejemplo, en los cantones como 24 de Mayo, Paján, Puerto López y Jipijapa.
El comerciante de ropa y alimentos, Gabriel López, recorre esos lugares en una camioneta doble cabina. “Hace cuatro días estuve en Las Tunas en Puerto López. El río Ayampe está seco en algunos tramos y por ahí pasan los carros”.
Lo mismo sucede en sitios como Campuzano, 24 de Mayo y Jipijapa. Incluso sobre el cauce del río San Mateo y Muerto en Manta hay vías carrozables de entrada y salida.
¿Es seguro utilizar los cauces para improvisar canchas deportivas? Según Rodrigo Pareja, ingeniero hídrico, técnico de la Asociación de Municipalidades del Ecuador, lo aconsejable es hacer estudios de los caudales. Si no, lo más probable es que cuando llueva fuerte suceda una tragedia.
En contexto
La provincia de Manabí es la más afectada por la ausencia de precipitaciones en la estación lluviosa. Mientras los agricultores pierden sus cultivos de ciclo corto, como maíz, arroz y hortalizas, otros habitantes aprovechan los lechos secos para actividades deportivas.