Pese a que el período lectivo 2013-2014 se inició la semana pasada, los padres de familia siguen tensos y con gastos. Especialmente aquellos cuyos hijos estudian en establecimientos particulares.
Esto por causa de los útiles escolares, los ‘extras’ y los implementos personales. “Este año gasté USD 400 en la pensión, la matrícula, la revista, el seguro escolar y otros USD 350 en libros, jabones líquidos, toallas, marcadores e incluso plástico para proteger los pupitres que ocupan mis dos hijos. Mi sueldo no alcanzó y solicité un préstamo que pagaré en tres meses”, dice Elizabeth Cruz.
Además de la travesía que emprenden las familias para completar los pedidos, están los precios. Los costos varían demasiado de una semana a otra. “Este año las listas están excesivamente caras. ¿Un cuaderno por USD 7? Si ese mismo costaba USD 5 hace dos semanas”, se queja Patricia Ávila.
Al respecto, María Nogales, administradora de una papelería al norte de Ambato, dice que “no garantizamos que el precio que tiene hoy un espiral de 100 hojas se mantenga en el mismo valor en ocho días. Nos llega mercadería nueva todas las semanas y vienen con otros costos”.
Por eso, algunas entidades financieras de Ambato, crearon los créditos emergentes. Rodrigo Llambo, gerente de la cooperativa Chibuleo, explica que estos préstamos son utilizados para la compra de útiles, uniformes y otros complementos.
“Para recibir el dinero que puede ir de USD 200 a USD 3 000, los clientes deben presentar la solicitud con la copia de la cédula, un recibo de pago de algún servicio básico y el rol de pagos. Después de 48 horas ya puede tener la plata en sus manos. Los acuerdos de pago también dependen del cliente”, asegura Llambo.
Para Rosa Torres, la adquisición de los pedidos de la escuela de su hijo menor fue toda una peripecia. “Tuve que pedir permiso en el trabajo para dedicarme, un día entero, a comprar. Incluso, me ayudaron mis hermanos”.
Es que parte del trajín en el que se encuentran las familias se debe a los ‘extras’ que incluyen algunos centros de educación en las listas, los cuales, según los padres, aumentan cada año.
Entre esto se hallan: toallas de tela y húmedas, pañuelos desechables, jabón en barra, rollos de papel higiénico jumbo, gel antibacterial, aspirinas para niños, protector solar y cremas antialérgicas o antiinflamatorios, entre otras cosas.
“A mi hija, que está en maternal y usa pañales, le pidieron 4 rollos de papel tualé”, cuenta Marcos Ruiz.
Mientras que el colegio donde van los hijos de Francisco Borja, no dudó en pedirles marcadores de tiza líquida, algo que él considera que es “lo mínimo con lo que el colegio debería contribuir”.
Ambos afirman que ya gastaron cerca de USD 700 en la lista. “Creo que el año que viene mis hijos irán a escuelas fiscales”, finaliza Borja.
Los costos actuales
Equipar a un estudiante de secundaria, según el padre de familia Mario Ruiz, cuesta entre USD 400 y USD 550. Solo la lista de útiles llega a costar USD 200, mientras que los uniformes con zapatos y mochila superan los USD 250.
Rocío Argüello, que tiene dos hijos estudiantes, manifiesta que “el bono escolar es muy poco, eso en inscripciones y matrícula ya se va. Lo de las listas y uniformes corre por cuenta de nosotros, los padres. La verdad es que no alcanza”.
En las instituciones públicas, los padres gastaron entre USD 30 y USD 60. Las listas de útiles fueron generales y sus precios se difundieron en todo el país.