Dentro de ollas de barro medianas, ubicadas sobre una repisa de madera, se conservan unos insectos llamados cochinilla. Son utilizados para teñir los chales conocidos como macanas, que son demandados por los turistas nacionales y extranjeros, que visitan los 60 talleres del cantón azuayo de Gualaceo.
Esas pequeñas ollas pertenecen a los artesanos José Jiménez y Ana Ulloa, quienes viven en el sector de San Pedro de los Olivos. Su taller funciona en una casa de adobe, carrizo y teja.
El estadounidense Gary Jostertag caminó el miércoles pasado por el piso de tierra del taller. Él quería saber cómo Jiménez tinturaba las prendas. El artesano mezcló la cochinilla con agua, limón y el insecto adoptó una tonalidad lacre. Casi enseguida colocó una pisca de sal y se tornó violeta.
Con esos insectos tiñen las hebras que son tejidas con la técnica del Ikat, que consiste en trenzar la lana con ayuda de un telar de cintura. Jostertag pidió a su traductor y guía turístico, Juan Pérez, que le explicara si tenían criaderos de la cochinilla o cómo la conseguían. Según Jiménez, llegan desde Perú y cada kilo cuesta USD 25.
La cochinilla y el nogal son utilizados como tintes naturales para la macana. Esta prenda se elabora con hilos de seda, lana y cabuya, que extraen del penco. Pérez llega periódicamente al taller de Jiménez con turistas. “En el 2009 y el año pasado llegó un representante de la cantante Salma Hayek para comprar esta prenda”.
No solo en Gualaceo se oferta esta prenda. Según la representante del Consejo Mundial de Artesanías para América Latina, Diana Sojos, el origen del tejido surgió en Malasia y llegó a América.
Sojos fundó en el 2007 la Esquina de las Artes, cerca al río Tomebamba. Allí, funciona su local Kinara, donde se exhiben macanas de tonalidades ocre, turquesa, rojo, negro, verde…
A la española Verónica González le gustó la turquesa. Ella quería combinar con un vestido negro para asistir a un cumpleaños. “Esta prenda es delicada y se puede hacer varios dobleces para lucirla”.
La artesana cuencana, Piedad Rodas, entrega sus macanas en Kinara. Tiene su taller en Bulcay, en el cantón Gualaceo, y desde la vía principal Cuenca-Gualaceo se observa una pared naranja con la frase Tejidos Ikat Macana.
Por una puerta de vidrio se accede al taller. Ella es la cuarta generación de su familia que se dedica al tejido. Señala que en vacaciones hay más demanda de turistas nacionales y del exterior.
Sus manos se movían ágilmente para escoger las 330 hebras necesarias para elaborar esta prenda, que también es utilizada por la chola cuencana. Rodas dejó por unos segundos el tejido y de un estante sacó un papel donde registra el nombre de sus clientes extranjeros. En la lista hay japoneses, españoles y argentinos…
En el centro de la capital azuaya existen otros locales que ofertan estos chales. Entre los más visitados están los que funcionan en la Casa de la Mujer. Allí, se exhiben y comercializan coloridos tejidos.
La ambateña Yolanda Figueroa, de 35 años, llegó a la ciudad para asistir a un curso y visitó este lugar, porque sus amigas y familiares le dijeron que “en Cuenca existen las mejores macanas”.
Otros de los locales donde se comercializan las macanas es el Tucán, en el Centro Histórico. Allí, desde hace 27 años se venden bufandas, ponchos y otras prendas tejidas con la técnica del Ikat.
Para el director de Turismo del Municipio de Gualaceo, Eduardo Andrade, esta artesanía contribuyó al desarrollo turístico de la región y ha sido promocionada en el extranjero. “El mes pasado se enviaron macanas a una feria turística realizada en Estados Unidos”.
Según él, han buscado dar un valor agregado a la macana, a través de mostrar su riqueza cultural. Para ello, hacen que el turista visite los talleres de 60 artesanos del cantón y que conozcan los telares y las herramientas con las que se confeccionan esas prendas.
Los costos y otros atractivos de la región nororiental del Azuay
El precio de las macanas varía de acuerdo con su calidad y modelo. En los filos se tejen pájaros, flores, figuras geométricas, entre otras figuras. Cuestan entre los USD 35 y los USD 150.
En la oficina del Itur, ubicada en el centro de Cuenca (frente al parque Calderón), se puede solicitar un mapa del cantón Gualaceo y de Cuenca y llegar a los talleres y locales comerciales.
En Gualaceo también se pueden visitar los 200 talleres que elaboran zapatos, principalmente de mujer. 7 000 pares se elaboran a la semana. Llegan compradores de todo el país.
En la actualidad, el artesano azuayo, José Jiménez, participa en una feria turística, que se efectúa en una feria en Nueva York, Estados Unidos. Allí, exhibe sus macanas.
A 20 minutos de Gualaceo está el cantón Chordeleg, donde comercializan joyas de oro y filigrana. A 40 minutos se ubica Sígsig, que es conocido por sus sombreros de paja toquilla.