Un accidente de tránsito marcó su vida. Fernando Chango, de 26 años, trabajaba como guardia de seguridad en una empresa agrícola, en el sur de Santo Domingo.
Hace un año, al salir del sitio en una moto, fue arrollado por una camioneta. Su esposa, Elena Arteaga, recuerda que a Chango lo llevaron inconsciente a una clínica. “Estaba asustada. Los doctores me dijeron que debían operarlo, pero no tenía dinero”.
Los galenos le preguntaron si estaba asegurado. Para entonces Chango había cumplido seis meses de afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Le explicaron que en caso de accidentes ocurridos en el horario de trabajo, los afiliados tienen derecho al servicio médico inmediato. También a pensiones mensuales. El monto depende del tipo de discapacidad.
Si es parcial, por ejemplo, el subsidio se entregará hasta por un año. El 75% del sueldo del paciente será en las 10 primeras semanas y el 66%, el tiempo restante. Si la discapacidad es permanente, la pensión es vitalicia.
Ese es el caso de Chango. Él ya ha estado 13 meses imposibilitado. Tiene la columna vertebral atrofiada y no puede movilizarse sin silla de ruedas.
Por eso recibe una pensión de USD 500, que le sirven para gastos del hogar y la movilización para ir a las terapias, cada 15 días.
Gloria Benavides, de 60 años, también recibe atención médica por una enfermedad. Ella prestó sus servicios por seis años en una empacadora de productos agrícolas y avícolas. Se encargaba de la limpieza de la empresa.
El ruido de las máquinas fue mermando su capacidad auditiva. “Notaba que debía acercarme más a las personas para escucharles. Sentía dolor en el oído”.
Según Benavides, siempre utilizó los audífonos que la empresa le dio cuando estaba cerca de las máquinas empacadoras, pero el ruido era demasiado intenso.
Para acceder al seguro de riesgo de trabajo, Benavides debió acercarse al departamento de recursos humanos de su empresa. Luego de una evaluación con el médico del IESS, se determinó que el problema auditivo se presentó por la intensidad del ruido (más de 100 decibeles). Por eso se consideró como enfermedad laboral.
Como Chango y Benavides, este año 186 personas han utilizado el seguro de riesgo de trabajo. En el 2011 fueron 249, según el IESS. Pero hay un número no determinado que no conoce del beneficio y no lo exige luego de un accidente. “Por ello es importante que se informen”, dice María José Capelo, coordinadora del Seguro de Riesgo de Trabajo.
José Chicaiza, abogado especialista en riesgos laborales, aseguró que es indispensable que los trabajadores o el empleador registren la enfermedad o accidente hasta en 10 días laborales, para que se tramite a tiempo. De lo contrario, la empresa incurrirá en responsabilidad patronal.
En caso de enfermedad, el trabajador debe tener mínimo seis aportaciones. Si la empresa está en mora patronal se atenderá a los afiliados, pero se impondrá una multa al patrono de acuerdo con el número de aportaciones.
En los accidentes laborales, como el de Chango, los trabajadores solo necesitan estar afiliados un día al Seguro Social.
Requisitos
Si sufre un accidente, un familiar debe acercarse a l IESS y presentar la cédula del paciente.
El trámite también puede gestionarlo el empleador o un compañero o amigo de la persona accidentada.
Se debe llenar un formulario y saber la clave personal de seguro del paciente.
El formulario puede descargarse de la web del IESS: www.iess. gob.ec
El familiar deberá entregar el formulario en la oficina de Riesgos del Trabajo.
El Departamento de Riesgo Laboral del IESS debe certificar que el accidente ocurrió dentro del horario de trabajo.
El tiempo del trámite varía según la gravedad del accidente, hasta un mes.