Orellana se sumó el viernes a las cinco provincias declaradas en cuarentena por el contagio del ganado con la fiebre aftosa.
El control de esa enfermedad se ha hecho difícil, pues solo el 61% de la reses del país se ha vacunado desde el 10 de mayo hasta la fecha en esta primera campaña del año, según la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad).
Los ganaderos de esa provincia y los de Santo Domingo de los Tsáchilas, Manabí, Cotopaxi, Los Bancos, Pedro Vicente Maldonado y Puerto Quito (Pichincha) e Imbabura no pueden movilizar las reses ni hacer ferias.
Mientras los controles en las vías de las provincias en cuarentena, como Santo Domingo e Imbabura, son mínimos.
Agrocalidad instaló puestos de control en las vías hacia Quito, Quevedo , Esmeraldas y Chone. En la primera, a la altura del peaje, laboran dos fumigadores.
Gonzalo Silva, un finquero del recinto La Bolivariana, pasó por el peaje en una camioneta. Los fumigadores le rociaron un químico desinfectante.
Este finquero tiene 50 reses contagiadas por 30 toretes comprados en la feria de Santo Domingo. “Están mejorando, aunque suspendí el ordeño”. Su ganado producía 130 litros por día. Dijo que otros tres vecinos tienen el mismo problema.
En el control de la vía a Chone, Franklin Gualpa, un ingeniero agrónomo, se dio modos para revisar todos los camiones. Con habilidad trepó a los carros de carga. Su objetivo era verificar que no se transportara ganado. “Hacemos el esfuerzo, pero la vía es amplia y recién pavimentada. Los camiones no se detienen para la revisión y la fumigación”.
En la vía a Quevedo, otro agrónomo, Eric Estrella, no permitió el paso de una camioneta con un par de reses y otra con seis crías de chanchos. En el primer caso tenían una guía caducada y en el segundo, la autorización era para transportar cerdos adultos hasta el camal municipal.
En la vía a Esmeraldas no se fumigó ni se controló nada, pese a que dos personas contratadas por Agrocalidad y dos policías estuvieron allí.
Emilio Andrade, coordinador provincial de Agrocalidad, dijo que la cuarentena estará vigente hasta “cuando las condiciones sanitarias de fiebre aftosa evolucionen favorablemente”.
En Imbabura hay más brotes. El martes último se reportó uno nuevo en la parroquia Vacas Galindo, en Cotacachi. Otros cinco predios están contaminados.
Según Maritza Benalcázar, del área pecuaria de Agrocalidad, la propagación de la enfermedad se debe a la poca colaboración de los comerciantes y, sobre todo, al escaso personal de vigilancia. En Imbabura hay dos personas que realizan controles móviles en toda la provincia y dos fijos en Mascarilla, en el valle del Chota.
“Con apenas cuatro personas no podemos vigilar todo el ganado que se introduce”.
Los brotes en Cotacachi obligaron a que los cuatro se concentraran en Íntag. Eso ha hecho que el control de Mascarilla, por donde ingresa el ganado bovino de Carchi, quede abandonado.
Benalcázar reconoce que los policías colaboran solicitando las guías de movilización de bovinos y los certificados de vacunación. Sin embargo, no tienen la capacidad de detectar si los animales están o no enfermos.
En Guayas, la movilización de ganado en las carreteras está prohibida después de las 18:00. La medida, que rige desde hace dos meses para combatir el abigeato, también contribuirá a evitar el contagio de bovinos contaminados de aftosa.
En Guayaquil, el camal municipal prohibió el ingreso de animales provenientes de zonas en cuarentena. Así el ganadero presente la guía de movilización no se la aceptará.
Paul Olsen, presidente de la Asociación de Ganaderos del Litoral y Galápagos, indicó que la cobertura en Guayas era mejor cuando participaba el Consejo Provincial en las campañas de difusión.
Pero desde hace dos años, por acuerdo del ex ministro de Agricultura, Walter Poveda, se prohibió a organismos no gubernamentales intervenir en funciones que no le competen, cuestionó Olsen.
Guayaquil está abastecido
El cierre de la feria ganadera de Santo Domingo disminuyó en un 11,34% la provisión de reses para Guayaquil en mayo. No hubo desabastecimiento en la ciudad, dijo Raymundo Chedraui, administrador del camal.
Aquella disminución, que equivale de 600 a 700 animales por semana de Santo Domingo, fue compensada con carne de camales de otras jurisdicciones.
Chedraui da un dato curioso: desde hace dos años las provincias que más proveen a Guayaquil son Loja y Zamora Chinchipe. En mayo, ambas abastecieron con el 53% de cárnicos.
En los mercados, el precio se mantiene, aunque los comerciantes se quejan de una reducción de ventas. “O no vienen por ver el Mundial o porque escucharon la propaganda de la aftosa y creen que van a intoxicarse”, explicó Germania Plúas, del mercado Caraguay, en el sur.
Allí, la libra de carne de asado de res (suave) cuesta USD 2,30, pero hay otras más baratas para estofado. La libra vale 1,50.