Frente a la pequeña casa de caña guadúa de Alcides Bone, hay una zanja de casi dos metros de ancho. Las constantes inundaciones llevaron a los vecinos del barrio 16 de Junio, en Quinindé, a abrir el surco para que las agua fluyeran.“Llueve todos los días, me sorprende. En toda mi vida he visto pocos inviernos como este”, dice Alcides, un hombre de 76 años. El riesgo de un deslizamiento es inminente. El barrio está ubicado en una parte alta, en las orillas del río Blanco.Sin embargo, los vecinos se niegan a abandonar sus viviendas pese al peligro. Wilmer Jiménez dice que no tienen a dónde ir y que confían en una obra que les ofreció la Secretaría de Gestión de Riesgo para estabilizar el talud.Se trata de la colocación de 80 tubos para canalizar las aguas y de la habilitación de un muro de contención.El ofrecimiento se hizo el 8 de febrero cuando empezaron las intensas lluvias. Desde esa fecha el cantón Quinindé ha sufrido varias afectaciones. Por ejemplo, en 29 barrios se han registrado deslizamientos e inundaciones. Cinco puentes se cayeron y hay daños en alcantarillas que han interrumpido vías de tercer orden. 83 están en pésimo estado, según un informe de la Sala Situacional de Quinindé.En algunos barrios como Marco Proaño, Valle Alto y Los Higuerones, las calles están destruidas. Las corrientes de aguas lluvias han agrietado el suelo. Los vecinos sortean los huecos y las zanjas para transitar.En la zona rural, que constituye el 72 % del total de la población de este cantón, los campesinos no pueden sacar su producción. “Muchos productos se quedan en el campo, se pudren porque no hay cómo sacarlos a vender. Los caminos están destrozados”, cuenta Ketty Landázuri.Manuel Casanova, alcalde de Quinindé, dijo que se necesitarían, al menos, USD 38 millones para recuperar al cantón.“Presentamos un plan de emergencia a la Secretaría de Riesgos por ese monto. Los principales proyectos son para la construcción de muros, reconstrucción de vías y de puentes”.De los USD 6 millones que el Gobierno Nacional destinó para atender la emergencia en la provincia de Esmeraldas, al cantón Quinindé le correspondieron USD 415 000. Con esos recursos se inició la construcción de tres muros de contención.Uno de estos está en la escuela fiscal María Reasco. En este establecimiento, el desprendimiento del terreno amenaza con derribar dos aulas escolares.Gladys Valencia, maestra del plantel, dijo que han adoptado medidas para evitar que sus 700 estudiantes sufran algún accidente. “Colocamos una cerca de madera y en horas de recreo los maestros se turnan para vigilar a los niños”.Además, la fuerza de las crecientes de los ríos ha afectado a los dos puentes principales de la ciudad. El paso sobre el río Blanco, que une al sector más populoso, el denominado Nuevo Quinindé, se ha removido en sus estructuras. Parte de la roca que le sirve de base se desprendió.El puente sobre el río Quinindé está en similar riesgo. Está ubicado en la carretera principal que une a Santo Domingo con Esmeraldas. Por allí pasan los vehículos de transporte público y privados que salen y entrar de la ciudad.