Los ganaderos y comerciantes de ganado de Imbabura ya pueden movilizar y vender las reses en la provincia.
Agrocalidad, el organismo sanitario del país, levantó la cuarentena que se adoptó en esa región para controlar el contagio de la fiebre aftosa. En esa provincia se presentaron varios brotes de la enfermedad en el ganado y las autoridades prohibieron la venta y tránsito de los animales.
Pero la actividad se reanudó esta semana. José Miguel Salazar alista cuatro toros para vender en la feria de La Cruz, ubicada en San Antonio de Ibarra. Desde hace 35 años se dedica al comercio de los animales que adquiere en el Carchi, para venderlos luego en Imbabura.
Comenta que la cuarentena, que provocó el cierre de las ferias de ganado bovino en Imbabura, del 4 de junio al 6 de julio, le representaron grandes pérdidas. “Cuando no hay feria podemos vender las reses solamente en el Camal Municipal, presentando los certificados de movilización y vacunación contra la aftosa. Pero ahí nos pagan USD 1 la libra de carne, mientras que en la feria se puede negociar hasta en 1,25”, asegura.
Salazar no ha sido el único comerciante perjudicado. En realidad son cientos de afectados, ya que a las dos ferias que se realizan en Imbabura: la de La Cruz, que funciona los días martes, y la de Otavalo, los sábados, concurren productores y comerciantes de Carchi, Imbabura, Esmeraldas, Pichincha y Santo Domingo, básicamente.
Hernán Valencia, gerente de la Empresa Pública de Faenamiento de Cárnicos de Ibarra, señala que dicha empresa tuvo pérdidas de USD 2 000 semanales solamente en el cobro de los permisos que otorga para que los comerciantes puedan vender o comprar las reses. “Pero el perjuicio para los introductores y comerciantes de carne suma mucha plata más”, dice.
Se calcula que en la feria de San Antonio de Ibarra se comercializa un promedio semanal de 850 animales, el 50% bovinos. Mientras que en Otavalo se venden 250 bovinos.