La calle Pacha llega hasta el parque Juan Benigno Vela, en Ambato, capital de Tungurahua en la Sierra centro del Ecuador. Son cerca de dos cuadras que desde el lunes 9 de septiembre del 2013 se llenaron de gente.
Las largas filas las integran padres de familia que buscan los libros escolares para el período 2013-2014 que se inició hace una semana en la región. Los que esperan hacia el lado izquierdo de la puerta de ingreso al local de la editorial Santillana aguardaron toda la tarde y noche del 10 de septiembre pasado.
A ellos se les entregó un tiquete (papel anaranjado) con el sello de la empresa distribuidora. “Hicimos fila toda la tarde, pidiendo permiso en los trabajos, para que nos cierren las puertas de la librería en la cara. Ante nuestra exigencia, nos dieron los turnos”, contó Jaqueline N., una madre que necesita tres libros.
Al otro lado de la puerta y bajo el ordenamiento de la Policía y de un empleado de la librería, los padres que llegaban en ese momento, hoy 11 de septiembre del 2013, también hicieron una hilera.
“A nosotros nos ponen un sello en el brazo o en la mano para que ingresemos. Pero esto es un desorden. Antes adquiríamos los libros en los colegios y era más fácil, incluso en algunos casos nos daban hasta tres meses para pagar el valor de los textos”, dijo Amalia Castro que llegó a la librería a las 07:00.
En el almacén trabajan tres cajas. Una atiende a quienes poseen tiquete de papel. Las otras dos, a las personas que muestran los sellos en su piel. Cinco policías ayudan en el control del ingreso al almacén.
Uno de los empleados del establecimiento, encargado de poner los sellos también decía los precios de los libros: entre USD 30 y USD 100.
En la ventana del local se exhibe un letrero que informa sobre la posibilidad de adquirir los textos en las librerías La Tranca y La Española, ubicadas en el centro de la Ambato. Sin embargo este Diario acudió a los dos almacenes y comprobó que los libros aún no estaban a la venta.
Al respecto, Juan Carabalí, intendente de Policía, dijo que se reunió con los dueños de Santillana y un representante de la Dirección de Educación. “Acordamos que se descentralizará la venta de libros y se garantizará su venta en otras librerías como La Tranca y La Española. Además solicitamos más facilidades para la gente y mejor trato para ellos. También controlaremos que los precios sean los ratificados y que no se exijan compras extra”.