De los 4 000 litros diarios de leche que produce Buenos Aires solo se puede sacar la mitad, por los daños en la carretera.Eso cuenta Daniel Tirira, uno de los 2 000 habitantes de esta parroquia del cantón Urcuquí, en Imbabura, que quedó aislada, luego del derrumbe que cayó en la vía por las lluvias.
Por estos daños, el Gobierno Provincial de Imbabura declaró ayer la emergencia vial en la provincia. La medida es para tramitar fondos lo más rápido posible y destinarlos a la rehabilitación. No se revelaron cifras.
Según Patricio Jaramillo, director de Vialidad de la Prefectura, “las lluvias de los últimos días afectaron a 14 carreteras de la provincia”.
En Buenos Aires, la falta de vía genera pérdidas. “Aquí la gente vive de la agricultura y la ganadería”, dice Tirira sin detener su paso. En cada mano lleva un tanque de aluminio con leche. Cada uno tiene una capacidad de 20 litros.
Tirira camina con agilidad por una pendiente enlodada que se formó luego que un deslave de tierra que destruyó la vía principal. Ahora el tráfico por este ramal lastrado, de 30 kilómetros, que empata con la carretera Ibarra-San Lorenzo, en el sector de San Jerónimo, está suspendido.
Por ello el campesino y una docena de vecinos, productores de tomate de árbol y naranjilla, cruzaron el tramo destruido, para enviar sus productos a los mercados de Ibarra y Quito. “Estamos haciendo el transbordo desde las 04:00”.
Ayer una retroexcavadora, un tractor y una cargadora del Municipio de Urcuquí y la Prefectura de Imbabura bajaban parte de la montaña. “El objetivo es abrir una variante, para que los vehículos puedan movilizarse”, explica Édison Recalde, operador de un tractor de oruga. Calcula que, al menos, en dos días estará abierto este ramal alterno.
También comenta que las lluvias provocaron un deslave que destruyó 60 metros de la mesa de la carretera y una alcantarilla que evacuaba el agua que baja de la montaña. Como muestra de la destrucción quedó un tubo metálico retorcido rodeado de toneladas de lodo y piedras.
A pesar de que la maquinaria pesada estaba operando, los campesinos caminaban en medio de las palas y la tierra. “Tenemos que entregar la leche sea como sea. Contratamos un camión que quedó varado al otro lado del derrumbe para que movilice los tanques”, dice Tirira.
Pese al esfuerzo los productores de leche están preocupados, pues el retraso puede provocar la caída del precio. “Al pie de la finca recibimos USD 0,37 por el litro de leche. Pero en los últimos días los compradores anunciaron que nos pagarían 0,28”.
Según los campesinos, la falta de mantenimiento de las vías secundarias es la causa de los daños. En Palmar Chico, San Francisco y San Onofre (Pimampiro), dos familias perdieron sus viviendas y hubo derrumbes.
El Comité de Operaciones Emergentes (COE) designó ayer las comisiones para evaluar la situación de los caminos en los cantones Ibarra, Otavalo, Cotacachi, Pimampiro y Urcuquí. En la tarde tenía previsto reunirse para adoptar medidas.
Cada grupo está integrado por el personal de la Secretaría Nacional Técnica de Gestión de Riesgos, la Prefectura, la Cruz Roja y el Municipio local.
Guido Rivadeneira, titular de la Secretaría de Riesgos, explicó que hay problemas en todos los cantones, con excepción de Antonio Ante. Los mayores daños se reportaron en Urcuquí y Pimampiro, en donde hay tres localidades aisladas.
Una de ellas es Buenos Aires, la cual tiene dos carreteras. La denominada vía antigua es una ruta de 80 kilómetros que avanza hasta Ibarra cruzando por la parroquia de Cahuasquí. “Ese es solo un camino de verano. Cuando llega el invierno es intransitable, porque es de tierra y se vuelve un lodazal, porque no colocan ripio”, aseguran los vecinos. El camino nuevo es la ruta que sufrió el último deslave.
“Hoy con los 2 000 litros diarios de leche restante que produce Buenos Aires todos están elaborando quesos. Ahora la pregunta es dónde van a vender pues el mercado de quesos está saturado”, dice Tirira mientras carga la leche en otro camión.