Keysy es una perrita french de raza grande que viste a la moda. Su propietaria, Velky Díaz, invierte mensualmente USD 70 en la adquisición de los trajes para el paseo o para dentro de la casa.
La joven los adquiere en la boutique que funciona en la clínica veterinaria Arca de Noé. Este local es uno de los grandes 30 ‘pet shop’ que funcionan en Riobamba.
Díaz cuenta que Keysy es un miembro más de la familia y que eso basta para darle todas las comodidades. “Es la más consentida, tiene su propia casa, un colchón y un ropero con más de 20 prendas para lucirlas según la ocasión”.
El negocio de los ‘pet shop’ despuntó hace 5 años. Édison Baldeón, director del colectivo Adopta Riobamba, dedicado al rescate animal, explica que el trato a los perros y gatos de a poco está cambiando. Ahora la gente se preocupa más de sus mascotas y los cuida realmente.
Con responsabilidad los llevan a la peluquería, a la boutique y a la clínica veterinaria para el chequeo médico y el suministro de vacunas. Pero el porcentaje aún sería bajo.
Para Baldeón, la mayoría de las familias lo hace por estatus o por el orgullo de exhibir un animal de raza. Ellos tienen un rubro en sus presupuestos que invierten.
De acuerdo con un estimativo, se requieren entre USD 30 y 70 mensuales. En este rubro se incluyen las vacunas, la alimentación, la vestimenta y la visita al veterinario.
Para todos los bolsillos
Es martes y el movimiento se acelera en las calles García Moreno, entre Chile y Guayaquil. En las cuatro cuadras hay más de siete locales que ofrecen servicios para mascotas. Hay para todo presupuesto. Ofertan más de 30 modelos de trajes, una variedad de balanceados, juguetes, collares etc.
Actualmente, los dueños de mascotas tienen catálogos de cortes de pelo, elementos para educación canina y líneas de productos.
El local del veterinario Alexander Lara, gerente del Arca de Noé, es muy frecuentado. Un ropero exhibe, como en una boutique, trajes para las mascotas. Hay chompas impermeables, gorras, camisetas, mamelucos, interiores, vestidos, capas, zapatos, chalecos… de todos los colores y modelos.
Lara cuenta que a la semana tiene la visita de al menos 50 clientes que buscan ayuda veterinaria o prendas de moda. El médico asegura que el negocio de la ropa, accesorios y de alimentos es el más lucrativo. A la semana puede vender entre 50 y 60 prendas. Estas son confeccionadas en Quito por la fábrica Pet Factory.
Su gerente, Jameela Valladares, asegura que inició con su empresa hace cuatro años. Desde entonces el emprendimiento fue en crecimiento en todo el país.
Riobamba no es la excepción. En esta urbe se distribuye mensualmente entre 700 y 800 diseños y modelos de trajes para las mascotas en ocho ‘pet shop’. “Hace cuatro años solo entregábamos 100”.
Explica que las líneas de ropa que decidió comercializar no son solamente prendas en miniatura, sino también diseños hechos de acuerdo con las tallas y las necesidades de los perros. “Antes no había boutiques especializadas. Para vestir a mis perros usaba las camisetas de los bebés. Por eso decidió invertir en el montaje de una fábrica. Crecimos a un 100%”.
En cambio, en las calles García Moreno, entre Guayaquil y Olmedo, un grupo de personas ingresa con sus perros en los brazos. Todos buscan que Luis Castelo se encargue del corte del pelo, las uñas, tintes y el baño. Todo este servicio cuesta USD 10.
Castelo trabajaba como ayudante en un local veterinario. En una ocasión una de los clientes solicitó los servicios de peluquería. El hombre de 55 años, se ofreció a esquilar a un french.
“Me salió bien y desde entonces mi jefe abrió una peluquería. Hace cuatro años me retiré para instalar mi propio local. Inicié con tres clientes, ahora tengo más de 50 semanales”.
Una de los usuarios es Marcia Ilvis. Trajo a su french para que lo bañaran y cortaran el pelo. Ella gasta más de USD 80 al mes. “Más que mi amigo es mi hijo”, acotó.
Costos de las prendas
Otro de los ‘pet shops’ es de Alvaro Viñan. En su local vende trajes para perros. Hay de USD 3 hasta de 15. Las casas construidas con madera cuestan USD 20. Los colchones o sofás están entre USD 30 y 40. Los juguetes de hule cuestan de USD 1 a 5.
Una familia que adquiere un perro french de raza pequeña lo hace con USD 50. El veterinario Alexander Lara recomienda que hay que suministrarle cinco vacunas que evitan que se enferme con rabia, parvovirus, moquillo…