Vestido con un delantal negro salpicado de pintura de varios colores, Édison Ruiz le da los últimos retoques a las cabezas de dos monigotes gigantes.
Una representa a un policía que arrastra la banda presidencial y el otro al árbitro Byron Moreno mostrándole una tarjeta roja. “El tema de este año será la insurrección de papá. Es decir, del año viejo”, explica el escultor.
La tarde de ayer iniciaron las festividades con el denominado bando y bando. Se trata de una comparsa que recorre 15 cuadras. En cada esquina se detiene para leer el testamento, explica Pablo Ayala, uno de los 40 socios de la corporación. “Así se anuncia el inicio de la temporada, cuya trama será los hechos del 30-S”.
Esta es una de las razones por las que esta fiesta de los inocentes y fin de año fue declarada, en el 2007, Patrimonio Cultural del Ecuador.