Una treintena de campesinos mira cómo una parte de la montaña se desplomó, a causa de las lluvias, llevándose un tramo de la vía Tulcán-El Chical.
Este ramal está ubicado en el noroccidente de Carchi. “Se destruyeron 20 metros de la mesa de la carretera”, comenta Miguel Amaguaña, mientras retira con una pala mecánica, la tierra húmeda mezclada con árboles que fueron arrancados de raíz.
Este camino de 100 kilómetros, que corre paralelo a la frontera con Colombia, es el más afectado de la provincia del norte a causa del fuerte invierno. Así lo confirma el último informe de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos.
Mientras Amaguaña, maquinista del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), continúa con su trabajo, Guillermo Pai cruza por la zanja llena de lodo llevando, al hombro, cajas de madera con naranjilla.
Lo ayuda un par de niños que, al igual que Pai, tienen las botas de caucho enlodadas con el barro amarillento y resbaloso.Pai, de 26 años, es un indígena de la etnia awá que habita en el noroccidente de Carchi. Trabaja como jornalero. Fue contratado por un campesino de la parroquia El Chical que aspira a salvar su cosecha de naranjilla, a pesar del daño en la carretera.
En esta parroquia fronteriza, perteneciente al cantón Tulcán, se cultiva naranjilla, guayaba, plátano y naranjas. Sin embargo, desde el último fin de semana las cosechas no han podido salir a los mercados de Tulcán, San Gabriel e Imbabura, por cuatro deslizamientos de tierra que han caído sobre la carretera. Esto paralizó el tráfico vehicular.
Entre las 09:00 y 12:00, Pai ha cruzado 36 cajas por el orificio que se abrió en la vía principal, en el sector denominado Puerramal. Cerca de los campesinos que observaban el gigantesco agujero se ven dos casas de madera a punto de caer. También fueron afectadas por el aluvión.
El martes último una leve llovizna caía en el noroccidente de Carchi. Esto dificultaba el trabajo de los obreros del MTOP que laboraban divididos en cinco frentes. Uno de esos grupos, integrado por seis hombres, hizo volar, con dinamita, una roca de 20 metros de diámetro.
La piedra cayó de la montaña en el centro de la vía en el sector de La Pradera. “Afortunadamente no cruzaban personas ni vehículos en ese momento , pues hubiera sido fatal”, dice uno de los obreros experto en el manejo de explosivos.
A medida que avanzaba el día se retiraban los escombros de la carretera. Esto permitió el ingreso de buses de pasajeros y camiones, que llegaban para llevar las cosechas. Sin embargo, los vehículos solo podían llegar hasta Puerramal, en donde está destruida la mesa de la carretera.
Pasado el mediodía, Amaguaña temía que no se podría hacer mucho. “La lluvia debe cesar para colocar una alcantarilla metálica y para que los volquetes pudieran rellenar el orificio con piedras”. Se estima que la reparación de este tramo de la carretera tardará, al menos, una semana más, pero solo si mejoran las condiciones y deja de llover.
Seis comunidades de Ecuador y 12 de Colombia están aisladas por la falta de la carretera.
Para ellos la vía Tulcán-El Chical es la única vía de acceso. “Entre los afectados hay 4 000 ecuatorianos”, asegura Galo Arteaga, ex vocal de la Junta Parroquial de El Chical. Recuerda que los deslaves son un problema de todos los años en este sector.
Hay otra ruta de 47 kilómetros desde el El Chical hasta El Carmen, que se empata con la vía Ibarra-San Lorenzo. Pero igualmente está en malas condiciones, asegura .
Los vecinos de El Chical comenzaron a preocuparse a medida que avanzaban las horas.
Estaban molestos al enterarse que los trabajos de reparación se suspenderán temporalmente hasta hoy. “Necesitamos ayuda urgente, no burocrática”, gritaban algunos campesinos.
En medio de la tensión Guillermo Pai continuaba sacando la fruta, en un afán de salvar algo de la cosecha de naranjilla.