Playas peruanas como Cabo Blanco son frecuentadas por el viajero ecuatoriano; mientras que en Salinas el turismo peruano es importante. Foto: EL COMERCIO, GDA
Máncora es uno de los sitios preferidos de los ecuatorianos que cruzan la frontera con el Perú para vacacionar o descansar aprovechando los feriados con puente.
Desde Guayaquil puede tomar poco más de siete horas de un viaje por tierra en auto -está a 130 km de la frontera- y con la posibilidad de otras alternativas como las playas de Colán, Punta Sal, Zorritos, Lobitos…
También hay la opción en bus (Ormeño, Cifa, Cruz del Sur…) cuyo costo promedio es de USD 30 con salidas por lo menos cuatro días a la semana.
Hay quienes lo ven como una opción diferente, pero sobre todo económica. Luis, guayaquileño, dijo que en el feriado de Carnaval gastó con su familia en una semana lo que en Salinas le hubiese costado vacacionar apenas tres días.
El intercambio turístico binacional se vio fortalecido hace 16 años cuando ambos países firmaron, el 26 de octubre de 1998, el acuerdo de paz definitivo tras años de conflictos.
Pero además están las mejoras en infraestructura vial, hotelera, servicios y las promociones turísticas desde ambos lados de la línea fronteriza.
En Perú, por ejemplo, celebran las excelentes relaciones y el ambiente pacífico que viven los hermanos de ambos países.
María Teresa Villena, directora general de la Oficina Comercial de Gobierno de Perú en Ecuador, destaca la importancia del turismo que llega a su país desde suelo ecuatoriano.
“Ecuador es nuestro primer proveedor de turistas de la Comunidad Andina. En América Latina es el segundo luego de Chile (886 485 el 2013) y, a nivel mundial, es tercero por debajo de Chile y Estados Unidos (487 328). La última década el flujo turístico de Ecuador creció 7,5% en promedio anual”, dice.
Según Villena, en el 2013, Perú recibió a 208 358 ecuatorianos de un total de 3 163 639 de turistas de todo el mundo. “Tuvimos un incremento del 18% frente al 2012 y para este año la proyección es del 20%”.
Para conseguirlo, Promperú, ente encargado de la promoción del turismo, impulsa la campaña Y tú qué planes? A través de la página web orienta la promoción de frontera. Facilita al turista, especialmente de Guayaquil, Cuenca, Loja y Machala, el acceso a paquetes hacia balnearios de Tumbes y Piura con descuentos entre el 30 y 40%.
Incluye publicidad en el Aeropuerto de Quito y vallas en varias ciudades.
Del mismo modo, Ecuador se beneficia. El año pasado llegaron 150 805 turistas peruanos con un incremento respecto al 2011 y 2012.
Por ejemplo, cada 15 días llegan a Loja en grupos de entre 15 y 40 personas. Su paso es por el puente internacional de Macará con la Tarjeta Andina.
La ONG Calidad de Vida del Perú organiza los tours. Recorren parques, el relleno sanitario para ver cómo se trata la basura y el parque Eólico. Además el Santuario de El Cisne.
Para Leonidas Tello, empresario turístico de Loja, esto dinamiza la economía de los pueblos fronterizos. Los lojanos viajan a las playas peruanas, a seis horas por tierra.
En las agencias de viajes las reservas se anticipan con un mes, sobre todo en temporada alta. Son grupos que reservan sus visitas a Máncora, Punta Sal y Zorritos. También disfrutan de la gastronomía peruana, reconocida en el mundo.
A nivel de la frontera con Huaquillas los turistas vienen a recorridos que incluyen Guayaquil y playas como Salinas. Por esta época abundan tours de estudiantes de colegio.
El pasado viernes un grupo de 36 estudiantes visitó el Malecón 2000. Pertenecen al colegio La Cantuta de Arequipa.
Jorge Álvarez, tutor, dijo que si bien Chile les queda más cerca, les atrajo el viaje a Ecuador por sus grandes atractivos.
“Hay mucha información de Ecuador y me ha parecido increíble el río Guayas frente a la ciudad, la diversidad de parques, el Malecón bien organizado, con mucha vegetación. Salinas me llamó la atención y ahora planeo repetir el viaje en familia”, expresó Álvarez.
Álex, estudiante peruano, tenía un año de edad cuando ambos países firmaron la paz. “He leído sobre los problemas limítrofes. Pero acá no he sentido en absoluto esa tensión vivida por varias décadas”.