Hace semanas, con motivo de la Navidad, los católicos de todo el mundo elevamos esta plegaria: “Padre, por la Iglesia Católica para que todos sus fieles renazcan a una vida nueva de: justicia, libertad, paz, amor”.
Usted, señor Presidente, repetidamente suele mencionar que es “católico practicante” y recibe la Sagrada Comunión como a muchos consta y todos sabemos.
Entonces, cómo es posible que permanentemente con su fácil oratoria y florido lenguaje de adjetivos hirientes y ofensivos agreda y ofenda a todos los ciudadanos que no son sus partidarios o a los que se “atreven” a discrepar con sus ideas políticas y prácticas de gobierno.
Toda la oratoria de los sábados y de cuanta ocasión se le presenta para pronunciar discursos está llena de insultos, burlas y agresiones, sin respetar sexo, edad o ninguna otra condición, por respetable que sea.
Por favor deje de ofender, deje de sembrar el odio entre ecuatorianos, sea consecuente con la doctrina en la que dice creer, pero que no la practica.
Controle la ira, frene la lengua, aprenda a ser tolerante, respete al prójimo tanto como todos, usted incluido, lo merecemos.
Esas son las prácticas de un estadista, esa es la conducta de un gobernante.
Tenga presente antes de cada “insultadera” que el Dios que recibe en la comunión, es Dios de paz, amor y perdón.