Doris Soliz impone su estilo para enrumbar a AP

Doris Soliz ocupa desde el 1 de mayo la Secretaría Ejecutiva de Alianza País, cargo que lo ostentaba Galo Mora. Foto: Fotos: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Doris Soliz ocupa desde el 1 de mayo la Secretaría Ejecutiva de Alianza País, cargo que lo ostentaba Galo Mora. Foto: Fotos: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Doris Soliz ocupa desde el 1 de mayo la Secretaría Ejecutiva de Alianza País, cargo que lo ostentaba Galo Mora. Foto: Fotos: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La puerta principal de la sede de Alianza País se abre para que ingrese un vehículo todoterreno con vidrios polarizados y sin placas. Un chofer y un capitán ocupan los asientos delanteros. Atrás va la secretaria ejecutiva de Alianza País (AP), Doris Soliz. Baja del vehículo, cartera en mano, se dirige a su despacho.

El sitio donde hasta hace tres meses funcionaba una sala de reuniones fue modificado. Ahí se instaló una recepción, mesas de información, de diálogo y una sala de espera. En la fachada del edificio, el rostro del presidente Rafael Correa y los mensajes de apoyo político fueron remplazados por un collage con rostros ciudadanos y el logo del movimiento.

El 1 de mayo del 2014, la socióloga cuencana llegó a la dirección del movimiento más grande del país en un momento delicado. Las elecciones seccionales de febrero revelaron la necesidad de que a nivel territorial la estructura política de Alianza País se afiance. Un problema era que las decisiones de los niveles nacionales no llegaban a los niveles locales y viceversa. El reto era consolidar ideológica, política y organizativamente al movimiento.

Soliz y María de los Ángeles Duarte fueron las opciones para remplazar a Galo Mora, quien estuvo tres años y medios al frente del movimiento y que sufrió, según sus compañeros, un “desgaste político”. La militancia y el propio Rafael Correa eligieron a Soliz para asumir ese reto.

Los motivos fueron su
familiarización con la estrategia y conducción de la gestión política así como la comprensión integral del movimiento, pues haber estado en los inicios de AP le permitió pasar por cinco carteras de Estado: Patrimonio, Secretaría de Pueblos, Política, Coordinadora de Desarrollo Social y en el Ministerio de Inclusión Económica y Social. “Recibí un movimiento con un millón de adherentes y los estoy convirtiendo en un millón de activistas”, asegura Soliz.

Militantes la reconocen por su capacidad de control. Posee seis comisiones que tienen presencia en Ejecutivo, Legislativo, gobiernos seccionales y organizaciones sociales. En lo que se refiere a nivel local existe una constante valoración de la labor de los funcionarios. De hecho, el próximo mes se evaluará la gestión de las autoridades locales.

En la Asamblea, por ejemplo, tiene un delegado permanente que participa en las reuniones del bloque. “Un defecto se fue colando en las filas: el exceso de confianza, prepotencia, distancia con la gente y sectarismo”, asegura. En la organización es conocida por imprimir mano dura en los temas disciplinarios. En su administración se aprobó un Código de Ética que establece la obligatoriedad de acatar las decisiones de la dirigencia y de hacer aportaciones del 5% del salario de los funcionarios para la agrupación, también prohibió que los cargos fueran usados para beneficio personal.

Fue Soliz la que avaló la expulsión de las concejales de AP en Cuenca, Norma Illares y Ruth Caldas, por no votar a favor del edil Leonardo Barrezueta para que asumiera la Vicealcaldía. “Se fabricó entre gallos y medianoche una traición. Consistencia, coherencia ideológica y disciplina partidaria le hace bien a cualquier organización pues esto no es un club de amigos”, asegura.

Illares critica la forma en cómo fue expulsada del movimiento verde. Asegura que siempre fue “disciplinada y orgánica” y que hubiera sido oportuno que se les dé la posibilidad de ejercer su derecho a la defensa. Caldas prefiere no referirse al respecto: “no sé si fue una decisión justa o no pero prefiero dar la vuelta a esa página por salud mental.”

De formación salesiana, Soliz formó parte de los grupos católicos por la liberación, influenciada en la teoría de monseñor Leonidas Proaño. La práctica de la docencia ha formado parte de su vida y ha impartido cátedra en escuela, colegios y universidad. “Amo la docencia. La política ciudadana, que no es distante de la gente, es un gran ejercicio pedagógico”, dice.

Ella aplicó su experiencia en la dirección de Alianza País y esto se refleja en los cuatro ejes de acción de su programa, en donde la educación y los materiales pedagógicos son un elemento transversal. El primero es el fortalecimiento de las bases a través de las escuelas de formación política, que hasta el momento han capacitado 10 000 líderes y que cuenta con más de 200 tutores entre funcionarios públicos, ministros y asambleístas.

El segundo fue el proceso de registro de carnetización de 245 000 afiliados y que proporcionó una base de datos con los registros de los militantes.

El tercer eje se refiere a la profundización de los conceptos teóricos de la izquierda que se ha reflejado en las respuestas políticas que ha dado en cada coyuntura. La conformación de ‘UNIDOS’, que agrupó a las organizaciones afines al Gobierno en un gran frente, fue una de sus iniciativas.

Además, impulsó el primer Encuentro Latinoamericano Progresista. A esto se suma que promueve la creación del ‘Instituto de Pensamiento Político’ que se enfoca en la investigación política y desarrollo ideológico.

Finalmente, mejoró de los canales de comunicación dentro y fuera del movimiento con una mayor presencia en las redes sociales como Twitter y Facebook. Soliz tiene un contacto permanente, vía correo electrónico, con los militantes que ya poseen el carné verde...

Suplementos digitales