Patricia Velásquez de Mera
Dios nos ampare de los gobernantes arrogantes que hacen del poder su cuartel de ataque a quien no les da la razón, en especial cuando los medios de comunicación investigan las cosas sucias del poder.
Dios ampare al Ecuador del doble discurso y que todos recordemos que somos propietarios de lo que callamos y esclavos de lo que pronunciamos.
Dios nos ampare de la insaciable voracidad de algunos empresarios, pero también nos ampare de periodistas que desatan sus pasiones en columnas que deben ser utilizadas a favor de las mayorías y no contra unos pocos individuos.
Dios nos ampare de los abogados del diablo que utilizan su licencia legal para apadrinar ilegalidades y de los políticos nefastos de memoria floja que hoy se autodeclaran santos. ¡Que tengamos la prudencia y la sabiduría de recordar que no hay dedo que tape el sol!