Hace poco escribí un artículo sobre la incapacidad de devaluar que tienen casi todas las economías del mundo. Mi punto central era que países como Colombia, que han buscado devaluar su moneda, no han podido hacerlo porque con la confianza que inspira la economía de ese país, los dólares siguen entrando y es casi imposible lograr que el peso se devalúe. Unos días después de mi artículo, Venezuela devaluó.
Lo interesante del caso, es que Venezuela es un excelente ejemplo para demostrar lo difícil que es devaluar una moneda.
Lo que hizo Venezuela fue pasar de un sistema de tipo de cambio fijo único a un sistema de varios tipos de cambio. Antes, solo había un mercado legal para el bolívar fuerte y ese se había mantenido fijo desde 2005. Ahora hay un tipo de cambio para importaciones prioritarias, otro para el resto de importaciones y, además, se legaliza el mercado libre que hasta ese momento había estado fuera de la ley.
Las importaciones prioritarias se pagarán a 2,6 bolívares fuertes por dólar, mientras que el resto de importaciones lo harán a 4,3. Esto, según la consultora caraqueña Econanalítica, equivale a una devaluación de 21%.
A primera vista se podría decir que Venezuela sí logró devaluar. El problema es que la economía Venezolana reaccionó de tal manera que en cuestión de días perdió mucho de lo que había ganado al mover el tipo de cambio.
Cuando un país devalúa, sus productos se vuelven más baratos frente a los extranjeros. Pero si esa devaluación va acompañada de una fuerte inflación, todo este “abaratamiento”, se pierde al subir los precios locales. Eso es lo que le está pasando a Venezuela
El solo anuncio de la devaluación hizo que los venezolanos se asusten y que corran a comprar una serie de bienes de consumo y de electrodomésticos. Por su parte, con la experiencia de devaluaciones pasadas, los comerciantes ajustaron rápidamente sus precios. Tan fuertes fueron los ajustes de precios que el Gobierno llegó a cerrar un par de cadenas de supermercados. La inflación que se ha desencadenado podría, según el economista venezolano José Manuel Puente, llegar hasta el 40% en 2010.
Eso significa que, por culpa de la inflación, en aproximadamente seis meses se habrá perdido lo que se ganó con la devaluación. Para empeorar las cosas, esa inflación causará un deterioro del poder de compra de los venezolanos y eso, a su vez, aumentará la pobreza.
En este mundo cada vez más globalizado e integrado, es muy difícil devaluar una moneda. Ya sea con tipos de cambio flexible como Colombia o fijos como Venezuela, hay fuerzas que impiden devaluar o que anulan los efectos de una devaluación. Sea eso un mensaje para los que creen que el Ecuador podría devaluar si tuviera una moneda propia.